El zorro no puede ser buen guardián del gallinero

Quizá corresponda hacer algunas aclaraciones previas.

El titulo incursiona en la conocida historia de que así como “el gato no puede ser el que custodia las sardinas” el zorro no está habilitado para serlo de las gallinas. Es una verdad incontrastable. Y cuando hablamos de gallinero (y por ende de las gallinas) debemos recordar que ¡vaya a saber por que antecedentes!, el mote de “gallinas” se le aplica a los partidarios del club River Plate, uno de los mayores equipos de fútbol de nuestro país. No faltará quien diga el más grande.

También deberíamos aclarar que el miércoles 12 de junio de este bendito año del señor 2024 tuvo lugar en el senado de la Nación el tratamiento de la llamada “ley Bases”. Este es su nombre sintético porque el ¿gobierno? de los hermanos Milei denominó nada menos que “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” al insólito mamotreto. Con semejante nombre quieren remitirse a la magna obra de Juan Bautista Alberdi del lejano siglo XIX e involucrar a la “libertad” de su ya conocido pequeño grupo faccioso de La Libertad Avanza (LLA) en el futuro de nuestra sociedad.

A decir verdad la mencionada ley no es más que un rejuntado de normas propuestas por diversos estudios de asesores de las empresas dominantes en búsqueda de beneficiar a sus clientes (las llamadas empresas dominantes, claro). ¿En cuanto a los argentinos? Me chupa un huevo.

A esta altura alguien dirá: que manera de expresarse. Otros serán más explícitos y manifestarán ¡Que manera de expresarse! y no faltará quien se enfade y diga ¡QUE MANERA DE EXPRESARSE!

Sin embargo, expresándome así no hago otra cosa que ponerme a tono con la forma y el modo de hablar del excelentísimo señor presidente de la Nación, que cierra todas sus intervenciones con un “¡Carajo!”, expresa públicamente que está dispuesto a “mear” a los miembros del poder legislativo y con la referida ley, lo diga o no, se caga en la división de poderes que debe caracterizar a un sistema republicano.

Y si alguien piensa que semejante lenguaje es indigno de esta página, que trata de ser cuidadosa de las formas de expresión, piense aunque sea un ratito que estamos viviendo una situación dominada por un desequilibrado, que ha sido promovido por un hato de fascinerosos, sostenido por poco más de veinte grandes grupos concentrados de la economía que se han apropiado del país y lo manejan en su exclusivo beneficio prescindiendo de las necesidades de su pueblo, que busca afanosamente sumar en este desaguisado a poderosos emporios financieros internacionales para terminar de liquidar lo que queda de nuestras riquezas naturales y ha logrado el apoyo de una mayoría importante de la ciudadanía (57%), lo que revela el grado de alienación de una parte también importante de la sociedad. Si no tomamos estas cosas “en solfa”, aunque sea un poquito, vamos a estar peor.

Por alienación se entiende la limitación o condicionamiento de la personalidad impuesta al individuo o a la colectividad por factores externos, sociales, económicos o culturales. O todos juntos.

En nuestro país llevamos años sometiendo a la población a estos procesos: seudoperiodistas de la calaña de Bernardo Neustand, maldiciendo la existencia de las empresas pública (por su ineficacia, inoperancia y falta de rentabilidad). Esa etapa culminó con la privatización de todos los servicios públicos, vendidos, casi regalados alegremente a grupos locales que rapidamente se asociaron a empresas foráneas algunas de las cuales todavía siguen explotándolos. Todo ello sucedió en medio del desparpajo menemista, donde tanta canalla se enriqueció a costa de la vida de los argentinos. Esos mismos tipos que en su momento “robaron para la corona”, siguen afanando como grandes, serios y “afanosos” empresarios, que se nos ríen en la cara, en tanto otro preside la Cámara de Diputados.

A partir de mediados de la primera década del siglo XXI, una metodología parecida se ha encarnizado en estigmatizar a los gobiernos de Néstor Kirchner (NK) primero y, mucho más, de Cristina Fernández (CF) después. Ambos no han estado exentos de cometer errores, en algunos casos groseros, pero más que por esos errores se los cuestiona por las cosas buenas que han llevado a cabo. La evidencia mayor se aprecia en los múltiples procesos judiciales contra CF, la mayor parte de los cuales merece el calificativo de ridículos. Sin embargo, lo más asombroso resulta el tratamiento brindado por la justicia y la dirigencia política opositora (mejor no hablar de la prensa hegemónica) al intento de magnicidio contra su persona: se ha negado su trascendencia, se ocultaron las raíces de ese hecho y se ha tratado (y se sigue tratando) de negar el enorme significado del mismo.

¿Alguien se ha puesto a pensar en el elenco que se dice que nos gobierna? Un loco delirante, cuya única expresión cabal ha sido exhibirse con una motosierra, hacer propuestas que menoscaban la vida y la razón y, como corresponde a los rasgos de su enfermedad, creerse o hacer como que cree su misión sobre esta tierra. A su lado una vicepresidenta, un figurín de revista de modas que cuando habla reivindica los valores del silencio. Ambos reniegan de nuestra historia, la deforman y/o la niegan. En la sombra (y no tanto) la figura espectral de una hermana a la que se ha erigido en una incierta jefatura. Una galería de ministros que de no ser por las medidas que toman serían desopilantes: uno a cargo de la justicia (Cuneo Libarona), con un prontuario digno para encausarlo; una responsable de la seguridad (Bullrrich) que está imposibilitada de exhibir su pasado (y mucho más su presente); alguien que piensa que asume la defensa de la nación (Petri) y no es más que un muñequito de torta que se trasviste para cada ocasión, pero no por eso menos peligroso; una canciller (Mondino) que parece gozar con maltratar a nuestros principales socios comerciales (los chinos son todos iguales y los brasileños comunistas); una pobre mina (Pettovello) a cargo de un ministerio monstruoso por su nombre, cantidad de áreas subsumidas en él y las políticas que lleva a cabo. Y si esto fuera poco un jefe de gabinete y ministro del interior (Franco) que ha pasado por todos los últimos gobiernos en roles distintos en los también distintos signos de cada uno de ellos. A esta rápida enumeración corresponde imaginar reuniones de gabinete como las celebradas por los doctores “Pluma y Brea”, narradas por Edgar Poe en algún memorable cuento donde los locos se habían convertido en los directores de la casa de insanos, previa rebelión contra las autoridades.

Podrán encontrarse muchas circunstancias que han contribuido a la llegada al gobierno de semejantes personajes. Explicitemos algunas: el malestar generado por el largo, largísimo aislamiento de la pandemia, especialmente en los jóvenes; las frustradas propuestas del gobierno del Frente para la Victoria; su incapacidad parta ponerle un mínimo freno regulatorio al impulso de las variables económicas inducidas por las empresas monopólicas; su impotencia para tratar de mejorar las condiciones de los sectores mas carenciados; la falta de decisión para enfrentar a los poderosos; la vergonzosa negociación por la deuda contraída por el gobierno de Macri con el Fondo Monetario Internacional; la renuncia a investigar la enorme fuga de divisas de los conocidos de siempre…

Ante semejante panorama, aupada en las tendencias a nivel internacional y el delirante rechazo a todo lo que sea peronismo, la candidatura triunfante del desnucado candidato presidencial de LLA se convirtió casi en un paseo.

No he visto cartelería, pintadas que impusieran su nombre. No tiene más que siete senadores y un ridículo número de diputados, no cuenta con ningún gobernador, ni siquiera un intendente y en el día del señor que mencionamos al inicio ha logrado que se apoye su propuesta de disponer de la suma del poder público por un año.

En realidad, en esa sesión, obtuvo mucho más que eso pero todo lo demás es una niñería al lado de la posibilidad que tamaño delirante disponga de semejante poder de decisión. Me parece que los imbéciles que se han pronunciado a su favor han ignorado que es más peligroso que mono con navaja, que no tiene cerebro, que “le basta con tener solo la médula espinal”, diría Albert Einstein.

Si bien estas normas deberán contar con un nuevo tratamiento en la Cámara de Diputados, los antecedentes acumulados a la fecha permiten suponer su aprobación y, con ella, la posibilidad de un jefe de Estado con máximos poderes… ¡para destruir al Estado!

Es decir, que el zorro está dispuesto a morfarse a las gallinas, ante el silencio cómplice de una parte importante de los “gallináceos”, que superan holgadamente a los hinchas de River.

El grado de locura de este personaje, que ahora anda peregrinando por el mundo, en clara manifestación de insaciable afán protagónico que no alcanzó en otros roles que desempeñó en su pobre existencia, exhiben una mediocridad solo comparable a la manifiesta exhibición de tristes personajes que lamentablemente integran nuestros cuerpos legislativos supuestamente para defender los intereses de la Patria y el Pueblo y una parte significativa de nuestra sociedad que está absolutamente desinformada de la realidad que nos atraviesa, hasta tal punto que ha sido capaz de pegarse un tiro en sus propios pies y no falta quien con los ojos vendados camina alegremente con destino al abismo.

Y Patricio, un yerno que quiero mucho y es fanático de los “millonarios”, a esta altura preguntará: “Porqué diablos este tipo metió a River y sus hinchas en este artículo?” Y yo lo único que le puedo contestar es, simplemente: ¡Hay tantas preguntas sin respuesta!

 

22-06-2024

 

Compartir en: