RAM

El título hace referencia a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) que si uno pretende informarse a través de Google encuentra la siguiente definición: “Es una supuesta organización armada con base en la Patagonia, sospechada de ser un montaje de servicios de inteligencia”.

Y, como no puede ser de otra manera, estamos en presencia de una vieja historia. Una de las tantas historias de nuestra joven Nación. Que incluso va mucho mas allá porque remite a la conquista española de América.

Luego de la instalación de los conquistadores en las Antillas, el primero que decidió abordar la conquista del nuevo continente (seguramente sin saberlo) fue Hernán Cortés que con no más de 600 hombres partió de Cuba y quemó las naves en 1519 para lograr, con el concurso de algunas tribus enfrentadas con el Imperio Azteca, conquistar Tenochtitlán en 1521. Estos pocos hombres habían logrado vencer a un imperio que manifestaba el esplendor de una cultura avanzada que en algunos aspectos era superior a la europea.

Unos años más tarde, Francisco Pizarro, con algo más de 150 hombres, en 1532, inició la conquista del Imperio Inca y aprovechando la guerra entre Atahualpa y Húascar que disputaban el trono, tomó prisionero al primero y cuando lo juzgó necesario lo asesinó, para lograr en 1535 conquistar Cuzco, la capital del imperio. Él también contó con tribus que fueron sus tributarias. El imperio Inca era tan magnificente como el Azteca pero finalmente sucumbió ante a tecnología del invasor.

En ambos casos jugó a favor de los invasores europeos la bella vida que solían tener las clases dirigentes y los enfrentamientos internos. Ello los inclinó a aceptar que “blancos” eran enviados de los dioses.

Pese a que ni remotamente los pueblos del Arauco eran parte de un imperio, en el extremo sur del continente en Chile, Pedro de Valdivia debió enfrentar la resistencia mapuche a la invasión. Esa resistencia fue desde el inicio (1550) y contó con el liderazgo de un yanacona de don Pedro, que habiendo sido sometido a los once años a tal servicio. Primero se rebeló y luego se puso al frente de los guerreros del Arauco, hasta su muerte en 1557. Lautaro era su nombre y luego de su muerte lo sucedió Caupolicán, a su vez prisionero y sacrificado en 1558. Pero ello no extinguió la resistencia que se mantuvo como lucha guerrillera y permitió la delimitación de un territorio reconocido como propio de los mapuche y otros pueblos originarios.

Los mapuche, con el andar de los años, se instalaron en la Patagonia argentina y no escaparon a la represión de la llamada “Conquista del Desierto” (1879), que produjo la aniquilación de la mayoría de las tribus que lo ocupaban y el sometimiento de los sobrevivientes.

Estos antecedentes empalman con la reforma constitucional de 1994 en nuestro país ya que el artículo 75, en su inciso 17, reconoce el derecho de los pueblos originarios a sus tierras ancestrales, entendiendo por tales aquellas donde se asentó la cultura de cada uno de ellos.

Hacia fines del siglo pasado aquel inmenso territorio de nuestro país fue ocupado por numerosos emprendimientos comerciales que dieron lugar al ciclo de la lana, lo que favoreció enormes latifundios Muchos de ellos eran (y siguen siendo) propiedad de familias tradicionales de nuestra oligarquía y otros tantos de capitales extranjeros.

Esa tónica ha perdurado hasta la actualidad. A nadie le asombra que el Grupo Benetton, a través de la Compañía de Tierras Sudamericanas S. A. (CATSA), resulte titular de ¡900.000 hectáreas!, cuyo centro principal se encuentra en la Estancia Leleque (190.000 hectáreas), situada en el departamento Cushamen; algunos no se ruborizan por ser cómplices de la apropiación del Lago Escondido, donde instaló su suntuosa residencia el inglés Joseph Lewis; tampoco les preocupa las amplias posesiones del estadouniudense John Turner, en las inmediaciones del Lago Traful o de Baguales, un centro de esquí de alta gama, propiedad de una empresa de Qatar, Acquisitions S.A., que tiene como accionistas al extenista Gastón Gaudio y el catarí Abdulhadi Mana A Sh Al-Haj.

Sin ir mas lejos, el 20 de octubre de 2022, el diario “Río Negro” informaba de la situación irregular de un avión militar Boeing C-17 de la Fuerza Aérea de los Emiratos Árabes que luego de tres “días regresó a su país después de haber dejado los módulos de una estación satelital que se instalará en una de las estancias de la familia real, al sur del río Manso en el límite del parque nacional Nahuel Huapi”. La nota de Martín Belvis informa que “Matar Suhail Al Ybhouni Aldhaheries es el empresario emiratí que maneja las estancias en la zona de El Foyel y El Manso, como cabeza visible de un fondo de inversión de su país. La coordinación en Bariloche estuvo a cargo de Federico Bergter, directivo de la empresa belga Burco, que tiene también intereses en la misma zona”.

Quienes sabemos recorrer la Patagonia, sobre todo en la parte cordillerana, tenemos claro de que manera las comunidades de los pueblos originarios han sido arrinconadas en la montaña, donde las posibilidades productivas son mínimas y de hecho se los induce a trabajar para el turismo, fabricando chucherías. Sabemos también de los intereses de las compañías mineras que acechan permanentemente las tierras ancestrales.

La prédica en contra de los pueblos originarios no debe sorprender, mucho menos las campañas desatadas por los medios hegemónicos y sus periodistas “estrella”. Sin embargo, no se deben olvidar las traumáticas situaciones que atravesó la zona que nos ocupa durante el gobierno de Macri, donde la caza de brujas desatada por el ministerio de Seguridad (Patricia Bullrich y su Jefe de Gabinete Pablo Noceti) produjo el 1 de julio de 2017 la desaparición de Santiago Maldonado, a la vista de todos detenido por la Gendarmería Nacional, cuyo cuerpo apareció el 17 de octubre de 2017 (¡78 días más tarde!) en un cauce de agua a 300 metros del lugar original. La justicia dictaminó que su muerte se produjo por haberse ahogado, situación que la familia no acepta.

Por otra parte, durante una represión en Villa Mascardi, el 25 de enero de 2017, el cuerpo especial Albatros de la Prefectura asesinó por la espalda a Rafael Nahuel. Para justificar su accionar adujeron que los manifestantes que huían estaban armados. En 2019 la Cámara Federal de General Roca desestimó la figura de la defensa legítima dado que el grupo no portaba armas. El juicio todavía no se celebró.

Este es otro de los grandes temas pendientes de la democracia en nuestro país: resolver la situación afligente de los descendientes de los pueblos originarios respetando su cultura e integrándolos a la comunidad nacional y hacer justicia en situaciones que no pueden quedar en el olvido.

 

Fotos: Marcelo Martínez

 

25/05/2023

 

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