La hegemonía del dólar

1944 Bretton Wood. Cuando terminaba la segunda guerra mundial, las potencias que ya se veían como triunfadoras de la contienda, iniciaron tratativas para organizar el mundo. Las reuniones se sucedieron buscando un modus vivendi que evitara la nefasta experiencia del periodo que fue desde 1914 – inicio de la primera guerra hasta el año 1945 – fin de la segunda guerra mundial. Etapa identificada como de desastres.

Además de las guerras, entre una y otra guerra se produjo la crisis económica de 1929/30, que significó la desarticulación del comercio internacional con el avance del proteccionismo y la perdida del patrón oro que Gran Bretaña había auspiciado y sostenido con su moneda la libra esterlina.

Las reuniones de Yalta y Postdam entre los gobiernos de EE.UU., Gran Bretaña y la U.R.S.S. dieron forma a las Naciones Unidas, que toma como antecedente a la Sociedad de las Naciones creada al finalizar la primera guerra mundial pero con modificaciones: ninguna nación fue excluida y se le agregó un Consejo de Seguridad, donde las grandes potencias se aseguraron el control del organismo.

Allí estaban Estados Unidos; la Unión Soviética -reemplazada por Rusia luego de la disolución de la U.R.S.S. en 1991- Gran Bretaña, Francia y China, que hasta 1971 estuvo representada por la isla de Taiwán y a partir de lo que se llamó la diplomacia del ping pong fue sustituida por la China Continental.

Por el lado de la economía, se intentaba reconstruir la posiblidad de los intercambios comerciales entre las naciones del mundo, que debían ser lo más libre posibles. Para eso era necesario establecer un valor que fuera reconocido y aceptado por todos.

La experiencia en la etapa de desastres había sido la guerra de monedas y la división en zonas de influencia. Gran Bretaña mantenía todavía una amplia zona en la que se usaba la libra esterlina, EE.UU. establecía en parte del planeta el dólar, la U.R.S.S. el rublo y la Alemania nazi imponía el marco a medida que conquistaba territorios en su etapa expansiva.

Para encontrar una respuesta que superara esta situación se llevo a cabo la reunión del año 1944 en Bretton Wood, localidad de EE.UU. donde concurrieron representantes de 34 países, pero donde sólo 2 tenían la voz cantante: el anfitrión y Gran Bretaña.

El criterio también en la economia era el de los triunfadores. EE.UU. entró en la guerra con la conflagración ya avanzada y como los enfrentamientos no eran en su territorio no sufrió deterioros en ese sentido. Además el impulso que le dio a su economía fue muy fuerte, mientras el resto de los contendientes habían gastado inmensos recursos.
EE.UU. había superado definitivamente la crisis del 29 y todos sus índices de producción y consumo estaban en alza.

Todos tenían claro que EE.UU. emergía como la gran potencia, la gran acreedora moral por su aporte militar contra el nazismo y era acreedora económica, ya que asistió financieramente a los países europeos para sostener los esfuerzos de guerra y continuó haciendolo para su recuperación.

El dato del PBI para el fin de la guerra, en el año 1945, donde la suma de los PBI de Gran Bretaña, Francia y Alemania era poco más de 1/3 del PBI de EE.UU. es elocuente; diez años después, para 1955, los tres países europeos sumaban algo más de la mitad. La situación se había modificado, pero la recuperación europea era lenta, por eso se instrumentó el Plan Marshall, que le dio a Europa el impulso necesario para responder a las necesidades del momento que estaban asociadas a la guerra fria.

Por su parte, Gran Bretaña era quien tenía mayor experiencia en el comercio mundial. Había sido su gran impulsor mientras fue potencia hegemónica. Las dos partes que eran las únicas que negociaban, coincidían en la conveniencia de establecer un comercio mundial que fuera lo menos proteccionista posible, es decir que el librecambio era una bandera que ambas partes propiciaban.

El aspecto que trascendió de aquella reunión es que donde fue más difícil coincidir fue en la moneda a utilizar para los intercambios comerciales internacionales. El representante de Gran Bretaña era un ya muy conocido y reputado economista: John Maynard Keynes. Su actuación pública venía desde el fin de la primera guerra mundial cuando había criticado por incumplibles las sanciones impuestas a Alemania. En 1936 publicó su obra más conocida “La teoría general del empleo, el interés y el dinero”, donde analizaba entre otras cosas las causas de la crisis de 1929/30.

El representante de los EE.UU. fue Harry Dexter White, Director del Departamento del Tesoro. La propuesta de Keynes era la de generar una moneda internacional que sería manejada por una institución internacional. Por su parte White proponía que la moneda que se instaurara como de intercambio internacional fuera el dólar estadounidense, es decir su propia moneda. Las razones y los argumentos cedieron ante quien emergía de la guerra como gran potencia. Se fijó una paridad del dólar con el oro (35 dolares la onza troy) y fue la divisa que se entronizó como habilitada para los intercambios comerciales a nivel internacional.

La Unión Sovietica no se sumó al acuerdo; más modestamente, tampoco la Argentina de Perón lo hizo.

Se crearon dos instituciones: Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial. Encargadas de darle el andamiaje práctico de su funcionamiento. Como han pasado ya casi ochenta años, tanto los protagonistas de aquel momento como las instituciones que oportunamente crearon, se han ido adaptando a las circunstancias que ya no son las mismas.

Este andamiaje a nivel internacional, más la intervención de cada uno de los gobiernos sosteniendo el consumo interno, y concretando lo que se denominó “Estado de Bienestar” dieron lugar a los llamados “años dorados” (que algunos calculan en 20, otros en 25 y hasta en 30 años). En ese tiempo se verificó un aumento de la producción y el intercambio entre las naciones, el crecimiento de los ingresos, la calidad de vida de las personas y el promedio de vida. Esto ocurrió en forma generalizada, No en todas partes igual y en la misma medida, pero fue al margen de las instituciones propias de cada uno de los países.

El lugar que ocupa el dólar en el mundo es consecuencia del resultado de las guerras de la primera mitad del siglo pasado. Pero como la situación mundial se modificó cambiando las capacidades productivas de todos los participantes, el lugar del dólar estadounidense como moneda para el intercambio internacional tambien cambia.

Los acuerdos, pactos o alianzas en las sociedades, entre los países y también entre las personas, dependen de las capacidades de las partes en la negociación, pero sobre todo de la relación de fuerzas de quienes intervienen.

Como esa relación de fuerzas no es estática, sufre modificaciones, así tambien los acuerdos van cambiando. Hoy asistimos a una mueva reformulación de los pactos establecidos, en el camino hubo varios.
El cambio mas importante fue en el año 1971 cuando ante las crecientes presiones que sufria la moneda estadounidense, donde no pocos paises le reclamaban a EE.UU. el oro que prometia la convertibilidad, el gobierno de Nixon dispuso la inconvertibilidad del dólar en oro; de esa manera la moneda estadounidense pasaba a ser totalmente fiduciaria, como el resto de las monedas soberanas. Pero la relación de fuerzas no se habia modificado lo suficiente para ser cuestionada su hegemonía a nivel mundial. Hoy parece que sí.

Asistimos a lo que parece ser el comienzo de un reemplazo, por lo menos paulatino del reino del dólar, Por lo menos deberá aceptar la convivencia con otras monedas, hasta ahora eso había ocurrido, en alguna medida, con la moneda europea (euro) nacida a principios de este siglo; tambien la libra esterlina de Gran Bretaña o el yuan japonés; pero en todos los casos eran países que aceptaban la conducción política, militar y económiica de los EE.UU.. La gran diferencia que vemos en estos dias es que los nuevos actores que asoman al juego mundial cuestionan esa hegemonía, incluso parece que no solo intentan sumarse como una opción más, sino desplazar al dólar del lugar que ocupa desde los acuerdos de Bretton Wood de 1944.

Por su parte EE.UU. lo siente como una amenaza a los inmensos privilegios de los que disfrutó durante décadas y como no podia ser de otra manera, trabaja para evitarlo.

Ricardo Grosso
Junio 2023

 

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