En los años inaugurales del peronismo hubo una marcada resistencia cultural por parte de la intelectualidad local, con referencia a la impronta fachista (y que hoy calificaríamos como populista) que mostraba el nuevo régimen.
Fue un fenómeno de larga data que se nutrió de los estériles enfrentamientos entre los modales oligárquicos incorporados a la cultura y la escasa inteligencia de sectores minoritarios del peronismo. Ambos aportaron lo suyo y la suma resultó explosiva.
Una personalidad como la de Borges jamás pudo perdonar que su madre terminara presa y mucho menos su cargo de inspector municipal de aves de corral. Cortázar renunció a todas sus cátedras y se fue a vivir a París.
Sin embargo, la vida cultural del país se mantuvo e incluso se enriqueció. La vieja oligarquía supo mantener sus reductos y la nueva cultura popular superó holgadamente a los “profesores Flor de Ceibo” y fue capaz de sostener las páginas culturales del expropiado diario “La Prensa” con trabajos de jerarquía y colaboradores excelentes.
El semanario “Propósitos” pocas veces debió dejar de aparecer (aunque en ciertas ocasiones cambió de nombres) porque lo lideraba un tipo inteligente (Leónidas Barletta) y el régimen, también inteligente, sabía que no se podía ocultar toda la verdad todo el tiempo porque ello era imposible.
Estas reflexiones me acompañaron durante la transmisión del acto de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el pasado 1ro. de marzo, fijadas por el pobrecito hablador de turno para las 21 horas porque le gustan los modos y las formas que adopta el imperio. Y en esta ocasión, el pobrecito hablador decidió no darle la espalda al Congreso pero para ello debió recurrirse a un atril que le permitiera destacar su también pobre humanidad, ocultar sus papadas y arrojar miradas cómplices a quienes lo alentaban desde los balcones poblados por fieles invitados generalmente al borde del delirio.
Y como el hablador es pobrecito, en esta ocasión como en otras, produjo la lectura de su documento y contó con un manejo de cámara inteligente que mostró con insistencia a grupos de palurdos por lo general ignotos que celebraban las “deposiciones” del presidente. La mayor parte eran imberbes y probablemente estúpidos por sus desaforados festejos. Los había mayores y más augustos, pero no por ello menos patanes, convencidos de estar pasando a la historia por sus imágenes idealizadas. La vicepresidenta, entre tantos, trataba de pasar desapercibida y el presidente de los diputados, muy cerca, mantenía juntas sus manos casi como en una imploración. Relativamente alejada, la hermana del energúmeno, energúmena también ella, controlaba la situación a la distancia, como hacen los “Jefes”.
Esa visión descarnada de los hechos, francamente risibles, resultaban imposibles de festejar no por la lunática presencia presidencial sino por las nefastas consecuencias del accionar de este patético perdulario de los bienes públicos a favor de los grupos concentrados de la economía. ¡Que no otra cosa ha practicado en los días que lleva de gestión al frente del Ejecutivo nacional este insignificante mequetrefe!
Porque una cosa son las supuestas “ideas” del botarate, como su convicción que la justicia social es un robo, la reiterada defensa de los monopolios y oligopolios como formas extremas de multiplicar la riqueza de las naciones, la justificada indefensión de los débiles y excentricidades varias y otras sus marcadas formas autoritarias y antidemocráticas que lo han impulsado a querer modificar de hecho la Constitución Nacional sin cubrir los recursos indispensables para semejante despropósito.
De sus delirios, en tan corto tiempo, ha dejado huellas en la arena internacional (el muro de los lamentos, Davos, reductos ultra conservadores de los EE.UU., entrevista al Papa. visita a las autoridades italianas, entre otros) revelando querer disponer de una trascendencia de la que carece.
Pero, también en tan poco tiempo, es necesario medir el daño que le inflige a nuestro pueblo y a la Nación Argentina. Las consecuencias de una devaluación superior al 100% y la liberación de todos los controles de precios llevó en el mes de diciembre a los precios mayoristas a superar el 50% que le permiten decir que la proyección anual supera el 17.000%. También le permiten celebrar la reducción de ese índice en el mes de enero, luego del impacto inicial y manejar los números de cualquier forma para demostrar el éxito de su gestión y del ministro de Economía. a quien habría que llevar en andas.
Afirmaciones como estas revelan que estamos en manos de un desquiciado que no tiene el mínimo pudor en decir cualquier cosa. En realidad al pobrecito hablador no debemos tenerle lástima sino desprecio pero hay que ser capaces de encontrar los medios que impidan que este personaje despreciable siga haciendo daños que en muchos casos pueden ser irreparables.
10-03-24