Inconsistencias o algo así

Para cualquiera que se interese por la cuestión política, que implica lo social y económico, no puede dejar de intentar entender a quienes gobiernan y cuales son los criterios que utilizan para llevar adelante sus acciones. Una de las referencias más utilizadas ha sido la condición de primera potencia de nuestro país a fines del siglo XIX y principios del XX. Es el periodo que se conoce como de la Organización Nacional y sus principales protagonistas son la denominada “Generación del 80”. La deducción que uno puede hacer, es que tomándolo como ejemplo virtuoso, se quieren recuperar los criterios y acciones de esa época.

Es conveniente tener en cuenta que esa etapa a nivel mundial, está identificada con el nombre de “bella época”, el crecimiento económico y la calidad de vida verificaban mejoras notables, sobre todo en los países centrales, se le debe sumar como condicionante para mirar lo que pasaba, el racismo, la certeza de la superioridad blanca teñía muchos análisis, así, vista desde el mundo, sobre todo a Buenos Aires, los blancos aquí eran mayoría. Sin perder de vista que las estadísticas, que aún hoy son puestas en duda, eran muy precarias.

De todas maneras veamos algunas de las variables en juego en aquella época y que pasa hoy. Como la economía es central para este gobierno arrancamos por el liberalismo que pregona. En la segunda mitad del siglo XIX se difundieron, de la mano de Gran Bretaña, las ideas del liberalismo económico. Postulaba la conveniencia de la circulación de bienes, servicios y personas sin impedimentos por parte del estado. El objetivo era favorecer que las fuerzas del mercado, oferta y demanda, actúen libremente y que los factores productivos circulen a nivel mundial sin las trabas que eventualmente se podían poner a través de las aduanas de los distintos países. Este criterio fue aceptado prácticamente por todo el mundo, tal vez EE.UU. es uno de los que no lo adoptó totalmente.

En ese tiempo, prácticamente no había teóricos que contradijeran la conveniencia del librecambio, todos mencionan como quien no siguió al pie de la letra esa teoría a Fiedrich List (1789-1946) un alemán que vivió un tiempo en los EE.UU. y que sin estar en contra del liberalismo, decía que la apertura al comercio internacional se debía llevar a cabo cuando la industria estuviera madura, es decir, que para beneficiarse del libre comercio, primero se debía alcanzar un cierto grado de capacidad productiva y competitividad y recién en ese punto la incorporación al liberalismo en el mercado mundial era positiva.

Los factores productivos, de acuerdo al liberalismo de esa época debían circular a nivel mundial y ser aprovechados y comercializados sin trabas. Uno de los factores productivos es el trabajo, la mano de obra, en ese período es cuando se dan las grandes migraciones intercontinentales, sobre todo desde Europa y por distintos motivos, sus habitantes se trasladaron a distintas partes del mundo. La circulación de personas era totalmente libre, tanto como el resto de los factores productivos. El liberalismo de esa época no lo cuestionaba, lo alentaba. Quienes pretenden ser hoy la continuidad del liberalismo no dicen nada de la infinidad de trabas que hoy lo impiden.

Otro aspecto, son las creencias y valoraciones. Los integrantes de la generación del 80 eran en su mayoría positivistas, el avance de las ciencias era muy grande y la mayoría estaba convencido que era el conocimiento, su aceptación y puesta en práctica lo que generaría el progreso. Las creencias religiosas estaban en retroceso, al menos en la mayoría, el conflicto con el Vaticano en nuestro país, se produce a partir del establecimiento de la ley de educación, que es obligatoria y no religiosa, dejando a la Iglesia al margen de un rubro en el que se había especializado desde hacía muchos siglos. La generación del 80 tomaba a la ciencia y no a la religión como guía, es muy probable que alguien que se dice representante del liberalismo invocando a “las fuerzas del cielo” les resultara, al menos, extraño.

La expectativa de la generación del 80 en torno a la función del estado era que se ocupara de la seguridad, la educación y la salud, siendo prescindente en el resto de las actividades. Los representantes que ocuparan cargos públicos eran meros administradores, facilitando y favoreciendo la actividad de los particulares, sean individuos o empresas. Esta actitud entiendo que se ve reflejada en la visita de Javier Milei, que en el carácter de presidente electo, tuvo a Alberto Fernández en la quinta de Olivos. Allí se presentó como el nuevo “inquilino”, de acuerdo a nuestra legislación por 4 años con opción a otros 4. Ahora teniendo en cuenta, de acuerdo a la ley ómnibus que fracasó y el DNU que está vigente, el “inquilino” se propone enajenar una parte de la propiedad que le fue confiada. Parece evidente que el criterio que está en marcha se propone respetar la propiedad, pero en forma selectiva, no todas tendrán el mismo tratamiento.

 

Ricardo Grosso
febrero 2024

 

Compartir en: