El gobierno lleva poco tiempo de ejercicio, pero ya en más de una ocasión apeló a disfrazar lo que ocurre en la realidad -también se puede decir que miente- la última ocasión es en relación al aumento de presupuesto para las universidades, que todos los involucrados en la situación se encargaron de desmentir; también reciente, ante el aumento de la dieta de los senadores, Milei pretendió que los de su fuerza no habían participado, quien lo puso en claro fue su vicepresidenta “fueron todos”; hay muchas más.
Se puede discutir si esto es un modus operandi, o no sabe lo que pasa, por eso dice cualquiera. Puede ser peor, no sabe lo que pasa, dice cualquiera y además pretende que es la realidad.
Algo más grave, por lo que significa como alteración de sentido, es lo que pasa en torno a los aumentos de tarifas, que en estos días comienzan a llegar a todos los usuarios: el agua, la luz y el gas, las de combustible ya estamos sufriéndolas, todas con fuertes incrementos. Todas también llamadas reguladas, ya que se establecen en forma oficial sin intervención del famoso mercado. La explicación que se transmite, a través de los voceros oficiales y oficiosos, es que se le han quitado los subsidios, y se comienza a pagar el precio pleno. ¿será así?
Esta justificación no es parte de la creatividad del actual gobierno, viene de lejos. Durante el gobierno de Mauricio Macri, también se aumentaron las tarifas con el mismo argumento, el reclamo de quienes se oponían, era que debia darse a conocer el costo de obtención de la energía, los responsables nunca lo hicieron. En la gestión de Alberto Fernández, tampoco se conoció ese precio, hoy en ese sentido, estamos igual, seguimos desconociendo los números correspondientes a los costos, tal vez un poco peor, ya que nadie reclama que se hagan públicos.
Es especulación, ya que se desconoce, que el precio de extracción de petróleo o gas en nuestro país es bastante menor a lo que habría que pagarlos si se importara y las empresas responsables de obtenerlo en yacimientos de nuestro país, apuntan a cobrar por su tarea lo mismo que si el fluido lo trajeran desde otro país, obteniendo una retribución o beneficio por su actividad extraordinario. En términos prácticos lo cobran como si fuera importado, que presumiblemente es un monto sensiblemente mayor a los costos que tienen. También se puede decir que se lo venden a la población argentina al mismo precio que si lo exportasen. Observación a tener en cuenta: la materia prima es de nuestro país, además tienen consumidores cautivos. De exportarlo deberían contemplar los costos de obtener los compradores, más el transporte y los seguros.
Como se presenta el incremento desmedido de estos precios en sociedad: ¡quita de subsidios! A mi entender esto es falso de toda falsedad. Los subsidios a favor de las empresas del sector se mantienen, antes los pagábamos todos por intermedio del estado, ahora lo pagan los usuarios en forma directa.
En los años 90, un liberal, creo que más consecuente con sus ideas que los presentes, proponía que un sector empresario local, de aquella época, subsidiado a partir de normativas oficiales, por las cuales quienes compraban sus productos los pagaban a un precio mayor, fuera beneficiario de acciones de esas empresas. Es decir que con la compra, además del producto que adquirían obtuvieran la condición de socios en los beneficios y no sólo fueran tenidos en cuenta en ocasión de las pérdidas o en su defecto en la capitalización, como es habitual la práctica empresaria entre nosotros.
Ricardo Grosso
abril 2024