¿Cómo está configurada la cúpula empresarial?

En Argentina las 500 empresas más grandes generan casi el 20% del PBI. Pero dentro de estas 500 empresas, apenas 50 firmas controlan cerca del 60% del total de las exportaciones y tienen un peso decisivo sobre la economía nacional, y un enorme poder de veto sobre los gobiernos. Dentro de esta cúpula, hay 10 empresas multinacionales y locales que controlan el agronegocio que es la principal fuente de generación de divisas del país. Hablamos de Cofco-Nidera-Noble (China), Cargill (EEUU), ADM-Toepfer (EEUU), Bunge (EEUU), AGD (Argentina), Vicentin (Argentina), Oleaginosa Moreno-Glencore (Suiza), LDC (Francia), ACA (Argentina), Molinos (Argentina). Pero también, entre las grandes empresas que operan en el país, el peso del capital extranjero es abrumador, controlan el 62% de las principales empresas, el 80% de las exportaciones y de las ganancias del panel; y esto ha sido el resultado de un proceso de extranjerización en la cúpula empresaria, que cobró impulso durante los años 90´ y continuó avanzando hasta nuestros días. El capital de origen local se ubica como socio menor de multinacionales en el reparto de los negocios. Entre 2015 y 2019, último dato disponible (EGE), la cúpula de las empresas más grandes sextuplicó sus activos y sus patrimonios.

Un punto más a considerar es la existencia de distintos sectores o fracciones empresariales dentro de la cúpula. Una es la que reúne al sector financiero, al agropower, mineras y firmas energéticas, un polo que tuvo mayores beneficios durante el gobierno macrista y que bajo Alberto Fernández sigue encabezando el ranking de empresas líderes. La segunda fracción la componen sectores de la burguesía industrial y aquellos que dependen del mercado interno, y más padecen las políticas de apertura comercial. No obstante, las características de ambas fracciones del capital, sus propios intereses y los momentos de mayor o menor beneficio respecto a las políticas económicas de los gobiernos de turno, sus comportamientos no se diferencian entre sí, sobre todo en materia de la baja inversión productiva de las ganancias obtenidas en contraste con las inversiones financieras -incluso en la misma deuda pública del Estado argentino- o en apostar por la denominada fuga de capitales.

 

H.R.

 

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