En una reunión de amigos, hace un par de meses, un compañero se preguntó (y nos preguntó) sobre la posibilidad de un ballotage entre Milei y Bulrrich, ¿a quién votar? Luego de estas PASO, ese chascarrillo es una posibilidad cierta.
En realidad estas PASO han tenido algunos ganadores claros: en primer término el FMI y el embajador Stanley, que gozan viendo que los tercios ungidos son de su confianza. En segundo lugar Macri, que empoderó a Bullrich, aleccionó a Larreta, mantuvo su apellido al frente de la comuna porteña, festejó el triunfo de Milei y, como orador final de su espacio, dejó en claro que es “il cappo” de esa mafia. El tercer triunfador es Milei, que ha logrado el milagro de imponerse en la mayor parte de las provincias (16, nada menos), sin desarrollo territorial y con un proyecto delirante.
La gran derrotada ha sido Cristina: decidió no de ser candidata (porque sabía que iba a perder), desistió de “un candidato hijo de la generación diezmada”, perdió sucesivas elecciones provinciales (San Luis, San Juan, Chubut) hasta llegar a perder la gobernación de Santa Cruz y aceptó, resignadamente, la maldita devaluación.
En cuanto al tan proclamado voto bronca, que este trastornado llegue a ese caudal de votantes habla de una sociedad enferma. O, al menos, con un grado elevado de ignorancia. Que no tiene la menor idea de donde se está metiendo.
En números redondos, la diferencia de votos entre Milei y Bullrich es de unos 300.000, en tanto que entre ésta y el tercero, Massa, es de 200.000. Nada, comparado con el 30% del electorado que no fue a votar a las PASO, que son aproximadamente once millones de ciudadanos.
En el historial de nuestras elecciones, lo normal es un 20% de inasistencia. ¿Qué intentarán los candidatos para atraer a ese posible caudal de no menos de tres millones de votos?
Salvo Milei, que ha empezado a “emprolijar” su discurso, a “peinarse” un poco, porque se hace el loco pero no es boludo, en primer término ¿que harán Juntos por el Cambio (JxC) y Unidos por la Patria (UxP) para fidelizar sus votos? ¿Qué estrategia emplearán unos para contener a Larreta? ¿Qué intentarán con Grabois otros?
Muchos consideran que Milei a alcanzado su techo (30%), otros opinan que como triunfador puede atraer más electores.
Hay quienes aconsejan a Bullrich correrse hacia el centro y alejarse de posiciones extremas para diferenciarse de Milei y atraer a los sectores moderados y no faltan quienes le sugieren radicalizarse para superar al hombre de la peluca.
En cuanto a Massa, luego de devaluar casi el 25% de la moneda al día siguiente de las PASO, lo que pone en evidencia que su acuerdo con el FMI fue una nueva rendición incondicional, ocultada celosamente, ¿que estrategia puede encarar hacia octubre? ¿Acaso intente mostrarse como un carismático izquierdista? No puede ni intentarlo, no le da el piné.
De aquí a las elecciones de octubre pueden pasar muchas cosas.
En primer término con el gobierno porque, aunque cueste creerlo, se supone que en la Argentina hay un gobierno y a la oposición le gustaría que se vaya en helicóptero. Para evitarlo este gobierno ¿tiene posibilidades de estabilizar la singular figura de un “super ministro de econocmía-candidato” que no puede exhibir algún éxito, aunque sea chiquitito?
En ese marco la devaluación aplicada, donde una vez más se comete la canallada de afirmar que no afectará los precios internos ni la canasta familiar, pero al mismo tiempo hace “pomada” (por no decir una mala palabra) en pleno mes de agosto, los miserables aumentos que para los sectores más carenciados (jubilados, planeros, suma fija para los trabajadores) se habían anunciado para el mes de setiembre, las posibilidades son pocas.
Entonces ¿cómo llegar a las elecciones?
Algunos integrantes del oficialismo sostienen que es imprescindible lograr el compromiso de los gobernadores que habiendo logrado su consagración con anterioridad casi que se desentendieron de las presidenciales en las PASO.
Otros dicen que hay que hablar con Schiaretti, con Randazzo, con Moreno, con quien se pueda, cualquiera para que sumen en las primarias para evitar el triunfo de los gorilas de paladar negro.
Y los hay que dicen que hay que militar, para recupertar algo de los más de cinco millones de votos perdidos por una dirigencia inepta.
Y sí, hay que militar, pero falta explicitar un programa mínimo de gobierno que se compromete a llevar a cabo UxP en caso de triunfar en esta nueva instancia electoral y que todavía brilla por su ausencia. Un programa que no sea la mera convicción de no “destruir todo” como suelen alardear sus oponentes sino construir con sentido popular, nacional y sobre todo racional: adoptar al menos una actitud soberana ante el FMI, apoyar el consumo interno, ponerle límite a los colosales grupos formadores de precios que inducen a la inflación, recuperar el valor de nuestro signo monetario, proteger nuestros recursos naturales, ponerle fin a la fuga de divisas al exterior, acabar con el vergonzoso robo de nuestras exportaciones a través de la mal llamada “hidrovía”, recuperar el Paraná, programar un amplio plan de viviendas con efectos multiplicadores sobre nuestra economía… En síntesis, hacer algo de todo lo que no se hizo en estos cuatro años.
Y todos estamos de acuerdo en que hay que impedir el triunfo de la derecha pero también poniéndole límites a nuestra propia dirigencia para que no incurra en el triste espectáculo de alejarse de la pelea, demostrar que es más importante luchar en la defensa de nuestras ideas que cuidar la imagen personal y, por encima de todas las cosas, no aceptar que el país resulte propiedad de un conglomerado de grupos económicos que obra, se maneja y actúa como si fueran los “dueños de la Argentina”. Y ello solo será posible con la intervención directa de la ciudadanía que para dar esta batalla debe previamente tener pleno conocimiento de dónde está el enemigo.
Así planteadas las cosas tenemos dos meses para emprender esta batalla para salvar a la Patria.