¿Una semana “en blanco”?

Al cierre del acto celebrado el 25 de mayo de 2003, es decir el veinte aniversario de la asunción del mando por parte de Néstor Kirtchner, lo único que quedó como certeza eran las pautas programáticas enumeradas por Cristina en su discurso (necesidad de reformular el acuerdo con el FMI, siempre con el propósito de pagar; aunar esfuerzos entre lo público y lo privado para aprovechar las posibilidades de crecimiento de la economía argentina; asegurar una justa distribución de la riqueza; necesidad de una reforma judicial y renovación del “pacto democrático” ) la afirmación de que con todos sus males el actual gobierno fue seguramente mejor que una segunda gestión de Macri y la sugerencia de elegir como candidato a un descendiente de la “generación diezmada”. Por si a alguien no le quedó claro en tres oportunidades aseguró que ella, no será candidata.

A partir de todo esto se iniciaron las especulaciones: De Pedro o, al menos, sus intendentes amigos lanzaron los afiches de “Ya llega Wado”; Agustín Rossi dijo lanzar su candidatura; Scioli reforzó la propia; Massa siguió guardando silencio, pero sonriente; otros que tiren y ¿peguen?

A su vez, de antes de la celebración del acto, se sabía que Massa había invitado a Máximo a integrar la comitiva a China. Más tarde se supo que Olmos (un alter ego de Alberto) también es de la partida. Esta comitiva ocupará una semana y ¿mientras tanto?

Mientras tanto aquí está la realidad.

La propia vicepresidenta, haciéndose eco de encuestólogos y opinólogos, sostiene la teoría de los tercios. ¿Y en qué anda cada uno de los tercios?

Uno de ellos, el novedoso energúmeno con peluca, es candidato único y está trabajando con afán para rodearse de lo peor de la “maldita casta” (un hijo de Bussi en Tucumán; alguien de Menem en La Rioja, por ejemplo) pero con todas sus baterías dispuestas y muchos medios hegemónicos a su disposición…

La reñida disputa entre Bullrrich y Larreta “empioja” la interna del PRO y la hace más aguda por las aspiraciones de los radicales, pero entre todos están llegando a una síntesis. La historia nos enseña que la derecha siempre termina junta.

En tanto, la semana para el oficialismo ha pasado en blanco: Nadie está en condiciones de asegurar si algunos de sus muchos aspirantes participarán de las PASO; nadie se atreve a asegurar si en el sector habrá PASO; salvo el de Cristina, no emerge un liderazgo claro; algunos postulamntes no se compadecen con el requisito planteado (hijo de la generación diezmada); muchos se resisten (con razón) a la “dedocracia”, de modo especial luego de esta experiencia de casi cuatro años de lapicera sin tinta…

La realidad (y también las historia reciente) revela que no se ganan elecciones sin una mínima distribución del ingreso, sin líderes que porten las banderas, sin haber sembrado ideas que “amuchen” a la gente detrás de esas banderas. Y cuando hablo de esto no pienso en el núcleo duro, de los que están siempre, sino de la mayoría de ciudadanos de a pie, que son muchos y vaya si cuentan al momento de recoger los votos.

El tiempo dirá si esta singular política “sin definiciones” hasta el último momento adoptada por el Frente de Todos resulta la mejor de las estrategias. Mirada hoy y aquí, parece ser una gran ventaja que se le concede a los otros tercios oponentes.

 
03/06/2023
 

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