Una de las más antiguas asistentes al Cine Club Didasko que funciona en el CEES, preocupada por el singular momento que atraviesa nuestro país, decidió distribuir entre conocidos, amigos y vecinos la también singular redacción que reproducimos a continuación.
“Aunque supiera que el mundo acabará mañana,
igual plantaría mi manzano”
Martin Luther King
Lejos estoy de la fina escritura de Luther King, pero comparto su idea.
Y quisiera llevarla a cabo junto a ustedes. Mañana está muy cerca y apremia!!!
Aires primaverales nos envuelven. Brotan los árboles y los humanos nos brotamos. Por suerte septiembre y octubre traen lo nuevo.
Nos encontramos con un país en estado de shock, angustiados, descreídos, enojados, centrados en la pelusa del ombligo.
Algunos, no pocos, con expectativas de transformaciones, con ganas de construir, con ansias de usar una herramienta que costó mucho obtener y sostener: EL VOTO. Sí, el voto que puede llevarnos desde: “fue un desastre tan completo que hasta los sobrevivientes perecieron”, como dijo un escritor a (como dijo otro):
“En un lugar se juntaron la Memoria y el futuro”
Propongo que en lugar de evitar el presente se lo intente transformar. La moneda está en el aire.
A veces cuando esperamos lo inevitable, ocurre lo inesperado.
Sostener nuestra precaria democracia exige nuestra activa y creativa participación. No es mágico, tampoco es el resultado de un emergente de la nada o de todo lo malo conocido.
Además de votar tengo un sueño simple y posible: sueño con que los vecinos saquemos las sillas a la vereda, los triciclos, las bicis, la pelota…
Sueño con que circule el mate y la conversación.
Sueño con que los niños jueguen y los viejos no se sientan tan solos. Adultos narrando cuentos, vecinos solidarios. Es una locura? Un deja vu?
Tal vez! TODO por un voto? Es un principio. Empieza por ahí.
Antes que eliminen este mensaje. Vuelvan a leerlo y si les gusta, envíen a sus conocidos.
El futuro está abierto. Hay que protagonizarlo.
Gracias.