Nació en Oruro (Bolivia) en 1961. Vivió toda su maravillada infancia en aquellas tierras, “Capital del Carnaval” y egresó en 1983 de la Escuela Superior de Artes Plásticas de aquella ciudad pero muy pronto, como muchos hermanos, sintió la necesidad de acercarse a Buenos Aires, donde pudo perfeccionar sus estudios y formarse bajo la mano inigualable del maestro Ponciano Cárdenas.
Las obras de Pastor logran plasmar el ancestral pasado andino, aquel momento único y previo a la llegada de las fuerzas del brutal imperio invasor y nos introduce en un mundo mágico, donde maneja con soltura pocas veces vista, notables virtuosismos signos, símbolos, curvas dominantes y sensoriales que le permiten a cada uno (a través de su imaginación) arribar a un mundo fascinante de color y energía que brota de cada pincelada.
Asentado en estas pampas del extremo sur de la Patria Grande, jamás pierde sus raíces andinas, que están en su profundo imaginario. Más aún, “pareciera que la distancia y la nostalgia del solar nativo llevaran en la imaginación la sangre, los sueños y el recuerdo del maravilloso creativo mundo de nuestros maestros precolombinos, particularmente del Tiwanaku”, como supo decir sabiamente en alguna oportunidad Raúl Lara.
Pastor pasa parte de su vida en San Vicente donde se jacta de dar vida a su obra y cultivar la tierra. De su taller nos brinda las creaciones que en estos momentos lucen las paredes del Centro de Estudios y de la tierra los sanos sabores que ofrecen sus manos.
Quienes lo conocemos sabemos que en cada brindis, brinda “¡Por la vida!” y la vida, efectivamente, emerge de todas sus acciones.