La sagrada familia

Por un día, en tiempos de tantos entreveros, vamos a tomarnos un pequeño recreo.

No vamos a referirnos al modelo de familia cristiana (Jesús, María y José), pese a la imagen.

En las repúblicas no existen lazos sanguíneos como en los regímenes monárquicos donde ser hijo podía significar una segura consagración hereditaria en algún cargo importante, aunque esta aseveración tiene sus bemoles.

Los tiene en las monarquías porque muchas veces los supuestos herederos se agarraban a las patadas para suceder al difunto. Hay miles de ejemplos diseminados por el mundo, en las obras de Shakespeare y hasta en la historia de los Incas, que tan bien aprovechó Pizarro con su banda de forajidos.

Y en cuanto a las repúblicas, debemos reconocer que existen lamentablemente muchas excepciones. Sin ir más lejos, Napoleón no dudó en mandar a su hermano “Pepe Botella” a hacerse cargo de la invadida España. ¿Qué Napoleón había dejado de ser republicano y se autocoronó como Emperador? Sí, es cierto, pero si vemos los nenes que integraban las fuerzas combinadas que se le oponían, sin santificarlo, lo podemos sentir más cerca, pese a la historia H. G. Wells.

Pero en este tema, en nuestro país supo haber cierto pudor. Doña Encarnación manejaba los asuntos de su marrido cuando Rosas llevó a cabo la campaña con los indios, dada la lejanía. Otro ejemplo lo hallamos en los últimos años del siglo XIX cuando se postulaba a la presidencia Roque Saénz Peña y el “Zorro” Roca le arruinó el intento proponiendo a su padre Luis. En esas circunstancias Roque supo dar un paso al costado.

En todas las épocas desde el poder seguramente se trató de favorecer a familiares. De ello hemos hablado en una nota sobre el nepotismo no hace mucho que toma como ejemplo al capanga de Jujuy que ahora aspira a extender su rol como vicepresidente de la Nación.

Pero, en nuestro país, abundan los ejemplos que podríamos llamar “sagradas familias”; los Sapag en Neuquén, que han fundado un partido de larga vida, alcanza a nuestros días; los Rodríguez Saá en San Luis, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, que a esta altura deberían recordar los sabios consejos del “Martín Fierro” (los hermanos sean unidos); los Romero en Salta, vigentes hasta no hace mucho; los Kirchner en Santa Cruz, tan exitosos que han pasado a dominar el panorama político nacional. Y así, podría seguir la serie.

Sin embargo, hechos recientes evidencian que estamos en presencia de un cuadro exacerbado. Hace un par de meses la Corte Suprema de Injusticia de la Nación le negó al gobernador Uñac en San Juan la posibilidad de postularse para un tercer período. El hombre dio un paso al costado, pero de todos modos llevó a cabo las elecciones provinciales, prescindiendo del cargo de gobernador y vice. Y no le fue mal en el acto comicial. Envalentonado para el domingo pasado se mandó la engañapichanga de proponer para el cargo a ¡su hermano! La jugada le salió mal. Apenas obtuvo el 17% de los sufragios y le regaló el triunfo a la oposición.

Si hubo un momento donde lo familiar cedió ante la importancia de los personajes fue cuando en 1951 se quiso postular “la fórmula de la Patria”: Perón-Eva Perón. La misma no pudo concretarse por la oposición de los compañeros de armas del general y, muchos años después (1973) se cometió el pecado de postular la fórmula Perón-Isabel Perón, que obtuvo el 62% de votos favorables gracias al carisma de Perón. Sin embargo esa fórmula fue un verdadero mamarracho institucional que no previó la avanzada edad del general y sobretodo su estado de salud. A su muerte lo sucedió su esposa y el resto es historia conocida. La historia se repite, se dice, primero como tragedia y luego como una farsa y así nos fue.

Néstor y Cristina jugaron, años después, con la alternancia, aunque la vida o -mejor dicho la muerte- les jugó una mala pasada. Otro tanto ha hecho Zamora, el gobernador de Santiago del Estero, que hizo elegir a su esposa un período para después reincidir. Pero se trata de una mujer predispuesta, hoy senadora y con una importante llegada a CFK.

Otro fue el caso de la “Chiche”, la esposa del gobernador Duhalde, en cuya gestión era considerada la jefa de las manzaneras pero que arrojada a dos elecciones senatoriales fue derrotada primero por Fernández Meijide y luego por CFK. En esta última derrota, llorando, declaró que no iba a reincidir. Pero el tiempo lo cura todo y después de unos años ahora parece que va a insistir con alguna postulación.

Pero ¿siempre, las esposas y los hijos deben ser los continuadores de los “fundantes”?

En el último acto en Plaza de Mayo, celebrando los 20 años del triunfo de Néstor se destacaba un globo enorme en primer plano: al intendente Granados de Ezeiza ya no le es suficiente el “Dulce” encanto de su mujer: ahora es candidato su hijo Gustavo. Algunas conductas parecen, por lo menos, imprudentes.

En Formosa en las últimas elecciones provinciales su gobernador alcanzó el ¡octavo! periodo consecutivo de gobierno. Otras conductas parecen, por lo menos, exageradas.

Pero no se piense que se trata de un mal solo del oficialismo: en el municipio de San Isidro Posse padre gobernó desde el regreso de la democracia (1983) y se bajó del caballo para que lo sucediera de jinete Posse hijo, que ahora aspira a la vicegobernación de la provincia de Buenos Aires por Juntos por el Cambio. ¿Habrá llegado el tiempo de Posse nieto?

El 04/07, el suplemento Buenos Aires/12, en una sola cobertura de Andrés Miquel. te asombra con los siguientes aportes al tema: en Tigre el intendente Julio Zamora deberá enfrentar en las paso a Malena Galmarini (la mujer de Massa); el intendente de La Matanza, Fernando Espìnosa, competirá en las internas con Patricia Cubría (la esposa de Pérsico); en Zárate el municipio gobernado por Osvaldo Cáffaro disputará la postulación con Agustina Propato (compañera de Sergio Berni). Y seguramente hay mucho más que uno ignora.

En nuestro país se heredan sindicatos. Ahi tenemos a los camioneros, todos urgidos por la familia Moyano, aunque Hugo “apoyaba” a Scioli, Pablo “favorecía” a Wado. y Facundo seguía apostando al Frente Renovador, con Massa naturalmente. Y hay más.

Y no es diferente en los movimientos sociales: en el Movimiento Evita, por ejemplo, donde conducen Pérsico y el “Chino” Navarro, vimos que la esposa de aquel aspira a una intendencia en La Matanza y el hijo de éste sigue los pasos de su padre. Y hay mucho más. Porque siempre hubo mucho más.

Algunos memoriosos recordarán a un modesto vecino de Turdera, Osvaldo Mércuri, que militaba en el peronismo de los años de la resistencia. Pero el hombre hizo carrera, fue varias veces jefe de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires en la gestión Duhalde y terminó habitando con su familia la mansión de los Campomar en pleno Banfield residencial y hoy sus herederos, siguiendo sus pasos, integran Juntos por el Cambio.

No en vano supo decirlo Ernesto Guevara: “Vive como piensas, porque sino terminarás pensando como vives”.

 

07-07-2023

 

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