Ezequiel Martínez Estrada ha sido un enorme pensador de la Argentina. Su obra “La cabeza de Goliat”, sobre el error histórico del enorme desarrollo de Buenos Aires sobre el resto del país es casi profética. Sin embargo, ante el fenómeno del peronismo, tuvo una interpretación anticipatoria de lo que tiempo después se llamo “gorilismo”. Ello quedó expuesto en un libro que llevó un nombre singular: “Qué es esto?”
Más allá de ese trabajo imperdonable de don Ezequiel, el peronismo cayó victima de sus propias limitaciones (podríamos decir, las limitaciones de Perón) en 1955 y el odio aberrante de los triunfadores que proscribieron a las mayorías y obligaron al exilio del líder durante 18 años produjo el regreso del peronismo al gobierno a partir de 1973, como bien manifestó el propio Perón cuando sintetizó que ese regreso era consecuencia más que de las bondades del peronismo, de lo malo que habían sido sus sucesores. Y ciertamente, habían sido horribles.
En ese regreso del peronismo al gobierno, a partir de mayo de 1973, quedaron totalmente expuestas las contradicciones del movimiento que se habían exacerbado en la larga proscripción. La campaña “Perón vuelve” fue efectiva gracias a las llamadas “formaciones especiales” que la hicieron efectiva con las armas en la mano. Y también con las armas en la mano “la derecha” del movimiento puso énfasis en el “Perón o muerte” y. claro, prevaleció la muerte. Y así, sobrevino la dictadura.
La larga y siniestra dictadura fue la manifestación final del triunfo de la muerte, previo paso por la tortura, las violaciones, la apropiación de niños y, también, la destrucción de un modelo productivo que el país transitó por más de cuatro décadas.
El regreso del peronismo. con Menem, luego del fracaso de la experiencia radical de Alfonsín, fue la negación de todos los logros del movimiento popular. Ese miserable, con el voto popular, degradó los mayores logros del peronismo original (privatizó a precio vil los servicios públicos, las más importantes empresas productivas creadas por el Estado para un desarrollo independiente, en definitiva, llevó a cabo todo lo que la vieja oligarquía no se animó a hacer ni siquiera durante la dictadura, entregado felizmente a los postulados del Consenso de Washington) hasta que luego de la enorme crisis de fin de siglo apareció, medio inexplicablemente, la experiencia de los gobiernos de Néstor y Cristina, que modificaron el escenario pero no supieron, no quisieron o no pudieron realizar los cambios estructurales que el país necesitaba. A pesar de ello se ganaron el odio de los viejos y nuevos dueños de la Argentina.
Y así llegó la derecha, con Macri, por primera vez al gobierno con el voto a través de una elección. No fue inexplicable: el peronismo no fue capaz de sostener un candidato, no supo enfrentar la información difamante de los medios hegemónicos, no tuvo el valor de encarar la batalla contra el poder económico… Todo eso es comprensible pero que una parte importante de la ciudadanía apoye a un personaje despreciabale como Macri, lleva a pensar que algo está “podrido en Dinamarca”.
El fracaso de esa gestión produjo el retorno de un gobierno de orígen popular que a hoy, está tan marcado en su opaca, inútil, pusilánime, inconducente tarea de ¿gobierno? que ha conducido a este presente donde la gran encuesta de las PASO revela un casi empate entre tres fuerzas: el oficialismo (que en medio de una crisis generalizada de la economía lleva de candidato a su ministro de… Economía), la peor expresión de la oposición tradicional (encabezada por Patricia Bullrich) y un delirante, desopilante, brutal personaje emergido a través de sus presentaciones en los medios de comunicación. Este mequetrefe, sin embargo, ha triunfado en las PASO y aspira a la presidencia de la Nación.
Que ello ocurra es revelador de algún nivel de enfermedad en la sociedad.
En la referida crisis del fin de siglo la consigna dominante era “¡Que se vayan todos!”. A pesar del régimen de convertibilidad, el costo de los productos básicos de la canasta familiar se encarecieron, era elevado el desempleo, en 1989 era del 6% y en el 2002, 3 de cada 10 personas en edad de trabajar estaban desocupadas) y la pobreza superaba el 60% (careciendo de sistemas de protección social).
Hoy el desempleo es del orden del 6% pero la mayor parte de la gente que trabaja no alcanza a llegar a fin de mes con sus remuneraciones, la pobreza supera el 40% pero a lo largo de estos años se han creado diversos planes sociales para contenerla. El costo de la vida es espantoso y entrar a un supermercado a comprar lo elemental es casi un asalto a mano de los propietarios.
Sin embargo, las situaciones no son comparables. Pero, ¿que le ha pasado a esta sociedad que en las PASO votó por tercios y dos de ellos son representativos de la derecha cuando no de la extrema derecha?
Un candidato propone, por ejemplo, romper relaciones comerciales con China (por comunista) y con Brasil (por que se le canta) y pese a su condición de economista no tiene conciencia que son nuestros principales vínculos comerciales; asegura que impedirá nuestro ingreso a los BRICS e ignora que este grupo es enorme proyección en el comercio internacional; su candidata a vicepresidenta banaliza los horrores de la última dictadura; uno de sus referentes promueve romper relaciones con el Vaticano porque añora los buenos tiempos de Juan Pablo II; se exhibe con una motosierra con la que destruirá la mayor parte de las funciones del Estado en aras del “dios mercado”; promueve la comercialización de órganos y hasta de niños. Y muchas tonterías más, como terminar de destruir nuestro signo monetario y dejar al país sin soberanía en el manejo de sus cuentas, sometido al dólar, moneda de un imperio en decadencia.
Pero semejante energúmeno ha tenido un tercio de los votos en las PASO, algunos afirman quer hoy, puede imponerse en primera vuelta (con el 45% de los votos o 40% con una diferencia de 10% sobre su inmediato competidor) y casi todos están seguros de que competirá en el ballotaje.
El texto firmado por Milei (“El camino del libertario”) desnuda su pensamiento y en ese trabajo queda desnudo por la revelación de su insignificancia como pensador y en su manejo engañoso del supuesto conocimiento del que sostiene disponer en materia económica. Lo revela como un verdadero charlatán, un encantador de serpientes sin serpientes, un vulgar vendedor de baratijas que no merece la más mínima consideración por sus opiniones.
Otra candidata, que está tratando de recuperar el barrilete, también dice haber escrito un libro. Y puede ser que algo haya escrito. Lo que a uno le parece, por sus modales, por su escaso lenguaje, por su brutalidad, por el mensaje de odio que permanentemente emite, por la ignorancia que exhibe en sus presentaciones, es que probablemente nunca haya leido un libro. Y en eso se parece al jefe de su partido, que es una sabia expresión de vulgaridades innatas.
Sin embargo a esta señora también se la postula a la presidencia y muchos están convencidos que llegará a un ballotage.
De la pobreza conceptual de estos personajes nadie hace la menor mención y uno no sale de su asombro. ¿Cómo hemos llegado a “esto”?
A “esto” se llega por los malos gestores elegidos para la conducción del gobierno electo en 2019; la falta de valentía para encarar una batalla cultural imprescindible para armar al pueblo de las ideas indispensables para luchar contra el poder económico y, sin duda, por la capacidad de la derecha para abrirse paso como un elefante en un bazar, destruyendo todo a su paso, para imponer sus intereses por encima de los sueños que deberían enarbolar las mayorías populares, carentes del necesario liderazgo que demanda todo proyecto social transformador.
Y hoy, así dadas las cosas, veremos como se resuelve “esto”.
¡Feliz domingo!
22-10-2023