Catrasca

En una maniobra que pareció genial, antes de las elecciones de 2019, CFK renunció a presidir la fórmula del Frente de Todos (FdT) y a “puro dedo” impuso la candidatura de Alberto.

La cosa se veía venir: las expresiones de Alberto (“con Cristina no alcanza, sin ella es imposible”) y su presencia en primera fila de la presentación de “Sinceramente” en la Feria del Libro eran muestras elocuentes.

Y por cierto que con ello, el “dedazo”, CFK logró cumplir el objetivo inmediato (impedir la reelección de Macri) pero con el correr de los meses hemos podido comprobar que no se alcanzaron los objetivos previstos en la campaña (poner en evidencia el brutal fracaso de la Alianza PRO, denunciar a sus responsables y los grandes fugadores de dólares al exterior, mejorar la distribución del ingreso brutalmente reprimido por la manga de ladrones que gobernaron entre 2015 y 2019, recuperar el mercado interno, poner en evidencia la naturaleza política del singular préstamo acordado por el FMI a esa administración).

Las PASO de 2019 se ganaron por 14 puntos de diferencia. lo que hubiera permitido una composición en las Cámaras muy favorable al FdT pero durante la campaña la actitud “amigable” de Alberto y la embestida desesperada de Macri, redujo en las generales la diferencia a 8 puntos.

Lejos de las reiteradas afirmaciones de Alberto de que “no iba a volver a pelearse con Cristina” desde el inicio de su gestión intentó diferenciarse. Y con el correr de los días y de los meses, esa diferenciación se fue profundizando hasta alcanzar muestras de una verdadera enemistad, cosa que es muy loca en un Frente pero mucho más habitual de lo que se supone: siempre los “delfines” se rebelan contra sus tutores.

Al irse al diablo los planes propuestos en las campaña también se fueron con ellos ¡cuatro millones de votos! en las legislativas de medio término de 2021 y con ello se produjo el dominio de la oposición cerril, violenta, odiosa, en las Cámaras y puso en evidencia a un gobierno casi mutilado en sus posibilidades de hacer.

¿Responsabilidad de Alberto y su círculo íntimo? Por cierto, pero también de todo el FdT sin ninguna exclusión. Pensar lo contrario sería mucho más que una ingenuidad.

¿Dónde está la debilidad del proyecto nacional y popular? En primer término en la falta de un programa para modificar la estructura de dominación que padece la Argentina, propiedad de no más de 20 grandes grupos económicos concentrados que manejan todas las variables macroeconómicas a su antojo y hacen ostentación de sus propios programas, que son funcionales a los intereses geopolíticos del Imperio, representados por el FMI: en 1919 dispuesto a jugarse con un crédito imposible de pagar, que no tiene antecedentes, que si posibilita la reelección de Macri, asegura una gestión a su medida (la del FMI) y si el resultado es negativo, si triunfa el FdT, ese gobierno resulta cautivo de sus condicionamientos. Deberá sobrevivir con un dogal que lo aprisiona.

Pero la falta (a veces pienso, la imposibilidad) de ese programa reside en la heterogeneidad de los componentes de ese FdT donde no todos convergen en el pensamiento nacional y popular. Alberto, si es algo, es apenas un socialdemócrata y los socialdemócratas se van a sentir ofendidos por esta apreciación; un tipo como Manzur, hombre fuerte en Tucumán y casi vicepresidente, es una persona ajena a todas las causas del progresismo; muchos de los eternos gobernadores de provincias menores no son otra cosa que una expresión medioeval de la dominación en pequeños territorios feudales; hay caciques para todos los gustos pero no creo que les guste ese calificativo; un tipo meritorio, que tuvo la virtud en medio de la derrota de asegurar “que había 2019”, Alberto Rodríguez Saa, terminó intentando dialogar con Schiaretti, en Córdoba y no hablemos de su hermano, el Adolfo, que terminó sumándose a la alianza Pro en la provincia de San Luis; viejos personajes importantes en las Cámaras (Picheto, por ejemplo) o en funciones ejecutivas (Bossio, por ejemplo) emergen en otras orillas; aspirantes presidenciales del sector (Randazo, otro ejemplo) se propone como vicepresidente de la alternativa que pretende ofrecer Schiareti; y hay más, muchos más.

La única manera de tener un proyecto superador es “desde abajo”, “desde las raíces”, es decir desde el Pueblo que ha sido siempre el protagonista de nuestras grandes luchas: la búsqueda de elecciones libres como pregonaba Yrigoyen, la construcción de “una nación socialmente justa. económicamente libre y políticamente soberana” como sintetizó Perón, los tuvieron a ambos como profetas, como líderes, pero para que su ideario fuera realidad debió enraizar en las bases. Para hacer realidad esos proyectos las mayorías debieron creer en ellos y tomarlos para sí.

Hoy en el movimiento nacional y popular, hay poco trabajo en las bases y ello ocurre porque no hay un programa claro para proponer y a falta de propuestas claras surgen los “entendimientos por arriba” que pueden concitar alianzas, acuerdos, arreglos de todo tipo: ayer con Alberto, hoy con Sergio.

Ya empezó la campaña para valorizar la personalidad del nuevo salvador, sus lazos de amistad (cuando no amor) con CFK y su hijo, su disposición a amigarse con Scioli, su capacidad para pagar compromisos con el FMI con ¡moneda china!

A quienes no estén conformes les queda la posibilidad, remota claro, de votar a Grabois en las PASO ¿y después qué?

Es sabido que estas elecciones se ganan en las primarias o no se ganan. Después, si gana la horrible oposición, en cualquiera de sus vertientes, que son iguales de horribles, tratarán de imponer la reducción de derechos sociales y se valdrán de la represión para lograrlo.

Quizá si gana Massa. Si ese fuera el caso, el mismo ajuste se le hará aceptar al Pueblo como prenda necesaria para sanear la economía y recuperar nuestro destino de grandeza. Al estilo Menem ¿te acordás?

Pero me parece que no dan los tiempos.

De nuevo: Salve el Pueblo a la Argentina.

 

01-07-2023

 

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