En primer lugar definamos quienes somos compañeros: todos los que estamos dispuestos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para impedir un nuevo ciclo de neoliberalismo en el país de los argentinos.
Hecha esta aclaración vamos a las reflexiones.
El domingo pasado (9 de Julio), dejamos de lado la estructura del programa para dar respuesta a un par de opiniones que nos habían hecho llegar algunos oyentes. Pero me imagino que también buscábamos respuestas a algunas dudas propias. Al menos, ese es mi caso.
¿Que se planteó? Apenas conocida la designación de Sergio Massa como candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP) me permití dar a conocer algunos antecedentes de vida del personaje y no oculté mi visión poco favorable a la decisión adoptada. Aquí mismo podés buscarla: “Un programa muy particular”. No me arrepiento en nada de lo que dije y/o escribí en esa oportunidad. Si alguien tendría que hacer un “mea culpa” es el propio Massa que debería disculparse de semejante “prontuario”.
Al programa siguiente, una intervención telefónica de Horacio Rovelli, que también abundó sobre el tema, tuvo una enorme repercusión a través de las redes. Ante ello, llegó el planteo que nos formularon un par de oyentes: Cuidado, ¿no estarán trabajando para favorecer a la oposición?
La verdadera oposición es Juntos por el Cambio (JxC). El extraño y desaforado energúmeno de la peluca solo será importante en el caso del “ballotage” y si bien su imagen, sus propuestas y todo él es horrible, el núcleo del horror está en cualquiera de las vertientes de JxC.
Bullrich, que ha sabido transitar todos los espacios, ha recogido en cada uno de ellos lo más abyecto y en ese camino terminó donde debía terminar: en Macri.
Su oponente, Rodríguez Larreta, fue el verdadero constructor de la imagen del PRO en la experiencia de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y, en su ambición, también terminó donde debía terminar: alejándose de Macri.
Pero ambos se nutren de la descabellada pretensión de abolir derechos, ajustar hasta donde sea imposible y sanear la endiablada economía argentina (inflación, bimonetarismo, concentración de la riqueza, dolar blue…) por medio del ajuste (en contra de los intereses populates) y la cesión más que la venta de los recursos naturales que nos quedan.
Ambos reciben el aporte de la estructura de la Unión Cívica Radical (UCR) que les permite exhibir una dimensión política de la que carecen y, pese al rol secundario que asumen (ambos precandidatos a vicepresidente provienen de la UCR), alientan un rasgo particularmente violento contra las expresiones populares. Gerardo Morales en Jujuy lo pone a la vista del que quiera verlo. Y el segundo de “Pato”, Luis Petri, es para alquilar balcones.
Por otra parte, a diferencia del Macri mentiroso de la campaña presidencial del 2015. que afirmaba que se iba a respetar todo lo que había de bueno, estos sabandijas exhiben permanentemente su programa y para una parte de la sociedad (el núcleo duro que los apoya), la violencia y la represión de las demandas del Pueblo, es una prenda de campaña.
Ya lo hemos dicho pero volvemos a repetirlo: la elección pinta difícil. Más allá del porcentaje de votos que pueda recibir el energúmeno, se volverán a enfrentar los dos antagonistas de los últimos dos procesos electorales: 2015 y 2019. Ahora UxP y JxC en las PASO deberán revalidar sus expectativas para las primarias.
No tengo la menor duda que de triunfar esta oposición violenta, que destila odio por todos lados, que se ufana de sus ideas retrógradas, que divide a la sociedad de una manera degradante, que sueña con la muerte del enemigo, que no tiene escrúpulos para plantear sus planes, el futuro es siniestro y aspiran a que sea prolongado. Por supuesto que uno no ignora que los planes de la derecha son lo que son y por tal razón hay que intentarlo todo para impedir su triunfo.
Pero no existe ninguna garantía de que pueda prevalecer el movimiento nacional y popular por la falta de liderazgos convencidos de enfrentar de verdad a los “dueños del país”, las grandes corporaciones que dominan hasta las variables de la macroeconmía, por encima de los vanos intentos de regulaciones por parte del Estado. Más bien, el candidato elegido lo ha sido porque coquetea con esos sectores y, me temo, ellos sienten que es más probable administrar la crisis, el ajuste, con alguien como él, que desde que asumió funciones altamente ejecutivas ha estado cercano a sus intereses.
Seamos realistas: con el actual gobierno, los conglomerados económicos han prevalecido y, así como en la gestión Menem, de origen supuestamente peronista, se produjo el remate de todos los servicios públicos y las empresas más importantes que fundaban la soberanía nacional, estos canallas aspiran a repetir la experiencia con los recursos naturales que nos quedan. ¿Y si un gobierno de origen peronista se prestara a ello?, se preguntan ¿Y si Massa nos garantiza eso, sin conflicto social?, piensan.
Y en función de ese pensamiento actúan. Y una parte importante del “círculo rojo” a exteriorizado su apoyo al candidato. No así los sectores ligados a las finanzas que luego de unos días apacibles llevaron el dólar ilegal a $ 522, en tanto el FMI tan rápido en acudir en ayuda de Macri, dilata les gestiones que lleva a cabo el ministro-candidato.
Hay muchos compañeros que, luego de las PASO, donde seguro Massa (¿25%?) se impondrá a Juan Grabois (¿5%?), están dispuestos a votarlo: algunos francamente convencidos y otros como la opción menos mala ante una oposición absolutamente desbordada y que se jacta de mostrarse en esos términos.
Pero si miramos mas allá, si pensamos en las primarias, una vez mas debemos reivindicar la imperiosa necesidad de cohesión popular, del pueblo en las calles, de eso que no quieren justamente los eternos enemigos de la expresión directa de la sociedad en defensa de sus intereses.
Y para que el pueblo esté movilizado en defensa de esos intereses es indispensable que salga a la luz aquello que las campañas de los partidos ocultan.
La verdadera opción es entre un modelo de país extractivista, vendedor de sus recursos para recaudar muchas divisas que le permita cumplir con sus compromisos con el FMI y las acreedores privados (a costa de despreciar el mercado interno, no agregar valor a sus exportaciones, seguir concentrando la riqueza en manos de los “conocidos de siempre”), es decir una factoría, un destino colonial o un país parado sobre sus recursos naturales, decidido a desarrollar su explotación soberana agregando valor, trabajo, a sus riquezas originales antes de mandarlas al mercado internacional, no simplemente cobrando regalías. Un país donde exista un Estado con capacidad regulatoria, que asegure la justa distribución de la riqueza que movilice el mercado interno y desarrolle un círculo virtuoso que permita la reconstrucción de la Argentina y la inserción de todos sus habitantes en su sistema productivo, donde sus riquezas no deben volver a dilapidarse en las manos de los poderosos.
Una vez más: El Pueblo salve a la Patria.
15-07-2023