Superado el importante acto celebrado el 24 vale la pena preguntarse como seguir.
El paro y la movilización de ese día fue convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT), las dos Central de Trabajadores (CTA) y diversas organizaciones sociales pero a través de la lectura del documento final quedó en evidencia el rol preponderante de la CGT.
La mayoría de la dirigencia de esta organización de trabajadores no goza de la mejor imagen para liderar la oposición al “gobierno de los dueños de la Argentina”, que no otra cosa es el gobierno de Milei-Macri. Sin embargo su participación es indispensable y esta iniciativa meritoria, con la expresa salvedad de saber que son lábiles y muchas veces algunos de sus dirigentes poco consecuentes para alcanzar los objetivos propuestos, excepto los de orden personal.
En simultaneidad con semejante muestra masiva, la deserción silenciosa del bloque de diputados de Unión por la Patria (UxP) por parte de tres representantes de la provincia de Tucumán no asombra dada la historia de nuestro país, teniendo en cuenta el reciente ejemplo de muchos electos en 2015 para representar al movimiento nacional y popular que terminaron apoyando los proyectos más nauseabundos del gobierno de Macri. El mayor ejemplo es de un personaje como Miguel Angel Pichetto quien, finalmente, en las elecciones de 2019, terminó siendo candidato a vicepresidente del PRO. Hoy “lidera” un grupo de diputados variopinto, siempre listo a conciliar, para decirlo de un modo elegante.
Quienes saben de estas lides aseguran que no va a ser la última deserción del bloque de UxP.
Estamos en presencia de traiciones al mandato del electorado, pero en la jerga política se trata simplemente de… alianzas. Son -también simplemente- las debilidades del sistema democrático.
En muchos de los ámbitos políticos, en un país con una enorme tradición verticalista, lo que más se siente es la falta de liderazgos. Cristina parece alejada, Máximo no estaría a la altura de las circunstancias, del expresidente Fernández mejor no hablar, Massa ha sido votado por más del 40% por una maniobra de lumpen política y sería mejor olvidarse de él. Hay voces jóvenes que se tornan atractivas pero parecen insuficientes (Axel, Juan) y otras de mayores que mejor enaltezcan el silencio (Moreno y tantos más).
¿Y si volvemos a las fuentes? ¿Si intentamos sumarnos desde abajo? Desde donde estamos cada uno de nosotros y nuestros iguales e iniciamos una nueva ronda política capaz de crear un proyecto al alcance de nuestras manos, donde el hermano, el compañero, el camarada que está junto a uno lo lidera con todos juntos y… ¡ahora! ¡Ya!
Porque, compañeros, no hay mucho tiempo.
Estos tipos si que vienen por todo.
¿Y quienes son estos tipos? Los dueños de las empresas cuyos asesores han contribuido colectivamente a plasmar el plan propuesto por Macri-Milei, que son apenas la cabeza expuesta para engrupir a la gilada.
Otro tipo, que de estas cosas sabía un montón, lo sintetizó con una expresión sabia: “No dejemos que el árbol nos impida ver el bosque”. Y el bosque está ahí, a nuestra vista: no son más que veinte conglomerados fuertemente concentrados, que dominan cerca de quinientas empresas, que manejan el país, dominan las variables macroeconómicas, siempre se han reído de los burdos controles que se le querían imponer y ahora tomaron la decisión de liquidar los controles. ¡Viva la libertad de mercado, carajo!
Que esta es, en definitiva, la verdadera consigna de la Libertad Avanza (LLA).
Han llegado al gobierno “democráticamente” gracias a una triquiñuela electoral que algunos vaticinaron desde el principio (Mempo Giardinelli, por ejemplo) y con propuestas concretas pero mentirosas, fuertemente engañosas, que atrajeron la simpatía de casi el 30% del electorado pero para que ello fuera posible, el movimiento nacional y popular olvidó su proyecto original, se vació de contenido, no recuperó el salario de trabajadores y jubilados, no reivindicó el mercado interno, renegó de actos soberanos (cuenca del Paraná, Lago Escondido), reculó en el caso Vicentín, pese a prometerlo no investigó la deuda contraída por Macri y la fuga de capitales que inmediatamente le siguió, permitió la persecución y prisión de dirigentes populares (Milagros Sala), liquidó los sueños de recrear una sociedad mejor… ¿Vale la pena seguir?
Como tantas experiencias locas (¡y vaya si esta lo es!) de nuestra historia esto va a terminar mal. Y va a terminar mal por mérito propio. Porque es un producto nacido contra natura.
Y lo que no debe suceder cuando ello ocurra es que las mayorías no tengan un proyecto propio y las personas comprometidas con ese proyecto capaces de liderarlo.
Y el proyecto debe ser distinto a todo lo anterior, aún recuperando lo mejor de nuestro patrimonio ideológico (ideológico si, sin miedo de decir tal palabra porque tenemos ideología, nos nutrimos de ella, ella contribuye a nuestra vida y de ella estamos orgullosos) y reivindicando a nuestros mejores dirigentes, para enamorar definitivamente al Pueblo y convertirlo en el actor verdadero y único del proceso de liberación nacional que nuestra Patria necesita.
29-01-2024