Nada

Hemos comunicado a la Radio que haremos un descanso, recreo, intermedio (llamalo como quieras) en enero y febrero de 2025.

En mi caso, más allá de un necesario silencio reflexivo, más allá de la intención de hacer algún viaje por esta tierra hermosa que es la Argentina, necesito recrear un modo de interpretar nuestra realidad que se despoje de todo el nauseabundo, siniestro, mierdoso (¿por qué no?) estado en que nos han puesto los “conocidos de siempre”.

Cuando hablo de ellos me refiero a un pequeño gran grupo de corporaciones que se han convertido en los dueños de la Argentina. Hablo de Techint, de Arcor, de Clarín, los Bulgeroni, los Macri, los Perez Companc, tantos…

En realidad no son tantos nombres pero son importantes.

Son los dueños del país que por medio de sus empresas monopólicas fijan los precios que se les antoja, sin ningún tipo de restricciones; generan altos índices inflacionarios para apropiarse de una parte cada vez mas grande de la renta nacional; tienen capacidad para modificar a su antojo el valor de la divisa; a través de los medios de comunicación hegemónicos (medios gráficos, más radios, más televisión, más ahora las redes sociales) son capaces de transformar las mentiras en verdades absolutas; tienen dominio sobre sectores judiciales claves en los procesos que pueden padecer los ciudadanos; sus vínculos con el poder financiero internacional son enormes…

Todos están de acuerdo en que el peronismo, en cualquiera de sus formas, es lo que jodió a la Argentina. Ese movimiento de desarrapados hizo que el último de los obreros fuera capaz de mirar de frente al patrón, algo imperdonable para quienes estaban conjurados en que esos pobres diablos debían estar en su presencia con la cabeza y la mirada bien baja.

Hay un hilo conductor entre aquella vieja oligarquía, hoy trasnacionalizada, la burguesía que jamás supo pensar en grande el país de los argentinos y estos grandes grupos empresariales enriquecidos, soberbios y empoderados sin límites.

Los une el deseo permanente de someter al pobrerío a su antojo, limitar los derechos que jamás se les debió reconocer, arrinconarlo como en los viejos buenos tiempos, impedir que sueñen que es posible vivir de otra manera; ni que hablar de que se imaginen que otra sociedad, otro mundo, es posible.

Por esa razón son los grandes victimarios de nuestra historia: son los artífices del bombardeo de Buenos Aires, Ciudad Abierta por los aviones navales en junio de 1955 cuando el propio gobierno de Perón inicialmente ocultó la muerte de más de 300 personas; la represión desmedida del intento de golpe de estado en 1956, con las masacres de José León Suárez y el fusilamiento, entre tantos, del general Valle como modos de intimidar a la resistencia peronista; el vil asesinato de presos indefensos en la lejana Trelew en agosto de 1972; la masacre de Ezeiza, en junio de 1973; la orgía de sangre de la Triple A y la posterior masacre planificada de miles de argentinos en la larga última dictadura militar; la liquidación de 39 manifestantes en la crisis del fin de siglo…

Son apenas muestras de la enorme disposición criminal de una clase social que contó con aliados de todo pelaje para someter a la población a sus siniestros designios de dominación.

Hoy, el poder concentrado ha instalado en el gobierno a un pobre tipo que es un desnucado, un desequilibrado total, que se popularizó (¿¡popularizó!?) esgrimiendo una motosierra como bandera de su ideario.

Un infeliz que se jacta afirmando que es el topo que, desde adentro, se propone destruir el Estado.

Un limitado mental que asegura que la justicia social es un robo.

Este desdichado personaje va a pasar, como han pasado tantos peleles de nuestra historia menor. Pero sus mandantes, los victimarios no. Van a seguir ahí cuando él se haya ido, cuando lo hayan tirado a la basura.

Y pueden hacerlo porque no hay hoy en nuestro país alguien que lidere un proceso de emancipación, un líder que genere sueños de libertad, de auténtica libertad, no esta libertad usurpada por los vulgares “carajeadores”.

Hoy uno siente que no hay nada.

Y por tal razón es imprescindible construir desde la nada, un proyecto de país que nos trascienda y también nos una detrás de metas comunes a las mayorías populares.

Para poder someter a la Patria y el Pueblo a esta experiencia devastadora “los dueños de la Argentina” contaron con aliados incalificables: un gobierno, el último, donde un llamado Frente de Todos desvirtuó todas las propuestas comprometidas de mejorar las condiciones de vida de la gente; una lucha electoral donde entre gallos y media noche apareció la candidatura de un personaje impresentable, Sergio Massa, que no estuvo nunca en condiciones de garantizar un proyecto liberador; dirigentes incapaces de llevar a cabo una seria autocrítica que permita aprender de los errores que nos llevaron a la derrota; a un año de ella no solo falta autocrítica, falta modestia, sobra soberbia y las derivaciones de estas actitudes conducen a los enfrentamiento internos hoy en el campo que debiera ser popular a tal punto que se observa un desdichado camino que parece conducir a nuevas derrotas.

Así, el monstruo (los sectores que promovieron a Milei) están tranquilos porque enfrente no hay nada.

¿Cómo es posible que no haya nada?

Para que haya algo es imprescindible enfrentar al monstruo.

Para que algo exista es necesario recuperar la confianza en la gente.

Que nuestra gente sepa que somos capaces de llevar adelante un plan de salvación nacional que posibilite recuperar las esencias de nuestras formas de vida democráticas, nuestra convicción de construir una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

En función de estas banderas imperecederas de nuestro proyecto nacional y de vida, ser capaces de decirles a nuestros hermanos: “Quienes quieran oir, que oigan; quienes quieran seguir, que sigan; nuestra empresa es alta y clara nuestra divisa; nuestra causa es la causa del Pueblo; nuestra guía es la bandera de la Patria”.

Con esta capacidad de síntesis que fuimos capaces de lograr en tiempos mejores le habremos de ganar a la nada.

 

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