El economista y docente de la UBA entrevistado por La Izquierda Diario, aportó elementos de análisis para pensar el actual contexto inflacionario, la propuesta de dolarización y las bases del bimonetarismo. Bajo el mando del FMI, las contradicciones de la estructura económica nacional se profundizarán.
Guadalupe Bravo
Economista | @GuadaaBravo
Sábado 15 de abril
Horacio Rovelli es Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor a cargo de la asignatura Política Económica de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Miembro de la Comisión de Economía de la Fundación Estado, Trabajo y Producción (FETyP). Vocal de la revista Realidad Económica. Es columnista económico del portal El Cohete a la luna.
LID: En un contexto de falta de dólares, y de elevada inflación –que se va cronificando- y que pulveriza salarios a su paso. Los libertarios proponen dolarizar la economía, pero no hablan de sus efectos. ¿Es posible dolarizar sin devaluar?
Nuestro país viene sufriendo desde el golpe militar de 1976 (con un intento fallido que fue el llamado “Rodrigazo”) oleadas de destrucción de nuestras cadenas de valor y de disminución del salario medido en divisas, donde se han perdido eslabones que ahora obligan a importar bienes que antes se producían en el país, a lo que se le debe agregar una fuerte extranjerización de las empresas, eso hace que, según el ENGE (Encuesta nacional de Grandes Empresas) de las primeras 500 empresas industriales del país, 335 son extranjeras.
Obviamente esa extranjerización explica el giro de utilidades a sus casas matrices y la sobre facturación de importaciones (precio de transferencia) y la sub facturación y/o triangulación de exportaciones, pero no sólo el capital extranjero contribuye a la salida de divisas, sino que también los grupos económicos locales agravan los problemas en el sector externo vía la fuga de capitales, que lo hacen básicamente en la moneda norteamericana y que explica su persistente demanda, corroborado porque según el Balance Cambiaro del BCRA en los años 2016 – 2019, se fugaron del país (lo llaman FAE –Formación de Activos Externos de residentes argentinos en el exterior) 86.200 millones de dólares, proceso que continua con el gobierno de Alberto Fernández, pero que no informa el BCRA.
La situación actual es terminal para el conjunto del entramado industrial -en particular para las Micro y Pymes- y del comercio y los servicios, que sufren en simultáneo el impacto financiero de las elevadas tasas de interés y la contracción del mercado interno, el incremento de tarifas y de costos de producción. A eso debemos sumarle la dependencia de aquellas empresas que requieren insumos básicos como acero, aluminio, productos químicos y petroquímicos, etc., por incrementos desmedidos de precios que fogonean los grandes grupos económicos y se difunden por toda la cadena de valor.
La devaluación que propician los grupos económicos favorece la extranjerización, de su compra por mucho menos de lo que valen y ante la situación, la venta de las mismas es una posibilidad real que se agiganta a medida que la situación se deteriora cada vez más.
Si ese es el objetivo, por qué le va a interesar a los EE.UU. que nosotros remplacemos nuestra moneda por la de ellos. Es cierto que de esa forma profundizarían la persistente demanda de dólares y que el comercio internacional en su traspatio se siga haciendo en su moneda (recordar que en el acuerdo del Brasil y Argentina una pequeña parte, aproximadamente el 7% del comercio entre los dos países se hace en nuestras monedas), pero también implicaría una responsabilidad indirecta sobre nuestra economía y sin otro beneficio que el que logran por el camino de la dependencia, la fuga y la extranjerización.
Lo que quieren los financistas de los EE.UU., que son a su vez fuertes tenedores de títulos de deuda externa argentina (Blackrock, Franklin Templeton, Pimco, Grammercy, etc) es que grupos locales como Techint, los Pérez Companc, los Bulgheroni, los Madanes, los Pagani, los Eurnekían, etc. etc., se le subordinen, de otro modo, les compran sus empresas por la mitad de lo que vale en dólares.
Lo que quieren es que dejemos de producir bienes industriales y le vendamos alimentos, materias primas (minerales, productos sin procesar, materiales; etc.) y energía (petróleo y gas) para que ellos generen valor.
Cada tanto asustan con dolarización u otro estigma por el estilo, pero no la necesitan, no le hace falta, saben que tienen gobiernos que se le subordinan y lo hacen al devaluar la moneda (tenemos que dar más bienes, mas servicios, y más horas hombres de trabajo por cada vez menos dólares).
El riesgo principal de dolarizar es que se pierde el prestamista de última instancia (desaparece el BCRA). La principal función de un Banco Central es preservar el valor del dinero y garantizar la liquidez necesaria al sistema bancario. En consecuencia, dado que este último se caracteriza por ser de encaje fraccionario (los depósitos están prestados y así sucesivamente, reservándose los bancos sólo una fracción para contingencias), el BCRA se posiciona como la única entidad que saldría a proveer liquidez a los bancos ante un pánico financiero que lleve al retiro masivo de depósitos. Sin un Banco Central que provea liquidez en estos escenarios (y quedaría limitado si se dolariza, a las reservas netas del BCRA) se generaría una falta de liquidez global en el sistema que podría llevar a una severa recesión.
Finalmente, para “dolarizar la economía” deben llevar adelante una brutal devaluación, con la cantidad de dinero circulante al 10 de abril de 2023 (Base Monetaria de 5,4 billones de pesos) y de pasivos financieros del BCRA (Encajes remunerados: Pases Pasivos, leliq y Notaliq, por 12 billones de pesos), dolarizar la economía con el nivel actual de reservas netas (Menos de 3.500 millones de dólares) implicaría un tipo de cambio en torno a los $ 5.400 por dólar (cuando oficialmente está a $ 220.-). Es claro que es imposible, es una mentira más (mito) de campaña. Es obvio que todo el tema dolarización es propaganda para presionar al gobierno para que siga depreciando nuestra moneda.
- Qué sectores saldrían beneficiados con la dolarización?
Obviamente los que están ligados a las exportaciones y los que fugaron capital. Pero hay un límite. Los grandes grupos locales todavía tienen más activos en el país que en el exterior y, una brutal depreciación de nuestra moneda implica la desvalorización de esos activos. De hecho, por ejemplo, el Grupo Techint, o el Grupo Galicia, han visto como, para fugar capitales, se compran acciones de sus compañías en el país y se venden en Bolsas de Valores en el exterior [1] . Si la devaluación es muy fuerte, lo que ganan por recibir más dinero argentino por cada dólar que traen del exterior, lo pierden porque sus activos (máquinas, equipos, plantas industriales, campos, fondos de comercio, etc.) también valen menos en divisas.
- Cristina habla de una economía bimonetaria, donde conviven dos monedas en la esfera nacional (dólar y pesos) y ha propuesto avanzar en un Plan de estabilización. Pero poco se habla de atacar las causas de este “bimonetarismo”, que se encuentra en la estructura económica dual del país: un sector con alta productividad (agro) y otro con baja productividad (industria), en comparación al resto del mundo ¿Cómo se resuelve esta situación de atraso productivo y tecnológico?
El sistema bimonetario se caracteriza por cumplir dos condiciones a la vez:
a) Por un lado el empleo de la moneda local (el peso) como moneda de cambio y, la moneda extranjera (el dólar) como moneda de ahorro
b) Y, a la vez, los grandes formadores de precios internacionalizan los mismos y con ello plantean sus utilidades medidas en moneda dura.
Para el primer caso basta saber que para el año 2022, el INDEC estima que residentes argentinos tienen en el exterior 362.258 millones de dólares, que están en billetes o invertidos en fondos y monedas extranjeras, buena parte directamente no declarados, que por la vía de la salida de capitales se fueron acumulando a lo largo de los años fuera del sistema financiero local.
Y del lado de la internacionalización de los precios, las grandes empresas igualan el valor que obtienen en el exterior con el que venden al mercado argentino. Por ejemplo, en abril 2023 la botella de aceite de girasol marca “Cocinero” que produce Molinos Río de la Plata SA, se vende en Ámsterdam (principal puerto de entrada de la Unión Europea) a 2,42 euros. El girasol se siembra y cosecha en la Argentina, se prensa para convertirse en aceite y se envasa en su planta de Victoria –Partido de San Fernando, Pcia. de Buenos Aires, viaja 10.000 kilómetros para venderse en Europa, y en el mercado local esa botella no se consigue por menos de $ 1.000. Quiere decir que incluso fijan el precio que ellos quieren, porque la cotización oficial del euro tipo vendedor al día 10 de marzo 2023 es de $ 230., por lo que el producto debería haberse vendido a $ 557. y se lo vende a no menos de $ 1.000., con lo que están tomado un precio del euro de $ 413.
Es más, se está construyendo el gasoducto Néstor Kirchner que va a llevar gas de Vaca Muerta (Neuquén) a San Pablo (Brasil). Actualmente (abril 10 de 2023) en la Argentina el precio del gas es de 5,79 dólares el millón de btu y en Brasil es de casi el doble. Cuando terminen el ducto, seguramente que las empresas intervinientes van a pretender vender al mismo precio en el país que en Brasil.
La bimonetización surge de la matriz productiva y distributiva de la Argentina, donde este gobierno propicia un modelo extractivista, agropecuario, financiero exportador en el que se prioriza vender todo y como sea al exterior, de esa manera facilita a los empresarios vender a precios muy mayores a nuestros costos, generando una renta de la que se apropian con exclusividad.
- En un reciente artículo en el Cohete a la luna señalas hace falta cambiar la actual matriz productiva que genera el modelo extractivista, agropecuario, financiero, exportador, es la que “engendra la extrema pobreza por desocupación y mal pago y la extrema riqueza por apropiación de la renta y, con ello, la destrucción del aparato productivo.” Mientras las dos coaliciones mayoritarias han manifestado que apuestan a profundizar el modelo extractivista, ¿crees que bajo el régimen del FMI hay posibilidades de avanzar en este cambio?
Por supuesto que no. El interés del FMI es que nos primaricemos y que le paguemos con nuestros recursos naturales. Incluso, la deuda con el FMI fue tomada sin autorización previa del Congreso de la Nación y superando el límite de crédito a un país que fija el mismo FMI.
Pero no solo no se investigó la deuda, sino que el BCRA que realizó el Informe “Mercado de cambios deuda y formación de activos externos, 2015-2019·, y sabe que empresas y personas compraron los dólares, les vendió y le vende al capital privado, dólares al tipo de cambio oficial para que paguen sus (supuestas o reales) deudas y, para que adelanten el pago de sus importaciones y/o paguen la prefinanciación de sus exportaciones, sobre una deuda privada de 91.364 millones de dólares al 30 de septiembre 2022 [2] , según publica el BCRA.
Además la Administración Nacional pagó intereses de la deuda a los bonistas y le vendió dólares al tipo de cambio oficial a las provincias para que paguen su deuda externa. Si a ello le sumamos que los servicios reales como el de flete (transporte), comunicaciones, patentes o royalties, etc. son todos deficitarios y los servicios financieros también (giro de utilidades de empresas extranjeras a sus casas matrices que se suman al pago de intereses). Esto perrmite entender porque habiendo obtenido en los años 2020-2022 un superávit comercial de 34.201 millones de dólares, las reservas internacionales brutas del BCRA al 30 de diciembre de 2022 suman 42.659 millones de dólares, tres mil millones de dólares menos que en diciembre de 2019.
[1] La operación se llama Contado con Liqui ( CCL) y consiste en, por ejemplo comprar una acció exteriorn o un título público en un dólar oficial ($ 220 .-) y venderlo afuera por casi la mitad de su valor (0,60 centavos de dólar), por ende por un dólar venden dos acciones (por eso el CCL es de $ 405.-)
[2] Según publicación oficial del BCRA, la deuda externa privada asciende a 91.364 millones de dólares al 30/09/2022, de los cuales 52.266 millones son comerciales y 39.098 millones deuda financiera con el exterior, principalmente de empresas que extraen petróleo crudo y gas natural del país.