El 20 de noviembre en ese lugar tan emblemático que es la Vuelta de Obligado, conmemorando el día de la soberanía, el gobernador de la provincia de Buenos Aires pronunció un extenso discurso.
Pese a esa extensión consideramos importante reproducirlo íntegramente por el enorme significado de su contenido.
ACTO POR EL DÍA DE LA SOBERANÍA EN SAN PEDRO – 20/11
AXEL KICILLOF
“Bueno, no se me ocurre un mejor lugar en toda nuestra patria para festejar el Día de la Soberanía Nacional, acá en el recodo del río, donde unos valientes, donde unos patriotas, resistieron a las dos potencias más grandes del mundo y le dieron batalla. Así que, y acá por supuesto, acompañados por dirigentes de todos los rincones de la Provincia. Venía para acá y yo le quiero agradecer a cada uno y cada una porque sé que acercarse hasta acá, sobre todo algunos que me decían allá, del otro extremo, del norte, del sur de la Provincia, los intendentes, las intendentas, los compañeros de la CGT, de las dos CTA, los compañeros del movimiento obrero, los estudiantes, los jubilados, los militantes, porque el Día de la Soberanía se festeja así: militando.
Hoy venimos a conmemorar el Día de la Soberanía en este lugar, que además Cecilio, de ser histórico, de ser tan significativo, de ser un lugar que, obviamente, se respira acá ese aire de los patriotas, lo que dejaron, pero es además un lugar mágico, un lugar hermoso. Eso que está ahí atrás es nuestro río Paraná. Río Paraná sabemos todos, quiero subrayar una palabra, nuestro, del pueblo de la provincia Buenos Aires, del pueblo argentino, eso defendían los patriotas. Y me llena de alegría también ver que la soberanía, la palabra soberanía, el significado de la palabra soberanía moviliza de esta manera. Hace mucho, mucho tiempo, muchos meses, que estamos planificando este acto, sabíamos que movilizar acá, que venirnos todos, que hacernos el espacio iba a ser difícil. Bueno, acá estamos plantando la bandera bonaerense y la bandera argentina bien alta y hay una fibra sensible, yo sé lo de la víscera que decía el General, hablaba del bolsillo, yo voy a hablar, no de una víscera, sino de una fibra y un resorte que es la soberanía argentina, la soberanía nacional y que es tremendamente importante y sensible para nuestro pueblo, digan lo que digan y hagan lo que hagan los vende patria que gobiernan.
También es un día especial para muchos de nosotros, ya me emociono porque se cumplen exactamente dos años de la muerte de una patriota también, Hebe de Bonafini. La muerte de Hebe nos privó de muchas cosas, pero a veces falta la palabra precisa, la palabra exacta y la palabra sin medir, despiadada, a veces de Hebe ¿Qué diría hoy Hebe ante lo que estamos viviendo en la República Argentina? Por suerte tenemos a Estela, tenemos a Tati, tenemos a Carmen, tenemos a muchas compañeras, madres, abuelas, tenemos a los hijos y tenemos al campo popular, a nuestro movimiento histórico que nunca va a dejar caer aquello que nos hizo militar a muchos de nosotros desde el primer día. Por eso hoy es el Día de la Soberanía, pero recordando a Hebe, lo vamos a mezclar con la Memoria, la Verdad y la Justicia, valga este acto también para firmar nuestra convicción y nuestro compromiso con la lucha. Y por si alguien se le olvidó o sigue confundido, son 30.000 y están presentes.
¿Por qué este lugar? ¿Qué ocurrió acá? Cecilio nos comentaba, porque para San Pedro, para aquellos que viven a la vera del río, lo que ocurrió en la época de Rosas, es algo tal vez más presente, aquí mismo, en Vuelta de Obligado. Ustedes saben que hay todavía algunos dirigentes, hay incluso algunas corrientes historiográficas, que se obstinan e insisten en pasar por alto lo que fue la gesta de la Vuelta de Obligado. Si uno tiene la suerte de ir a la ciudad de París, muy poquito después de que ocurrió esto, a una estación de subte del metro de París le pusieron ‘Obligado’. Luego fue Evita y la llamaron ‘Argentina’, pero quiero decir que en esa estación, acá en nuestro río estamos recordando un hecho histórico, probablemente una de las batallas más memorables de la historia argentina, porque fue acá donde un puñado de argentinos dieron una de esas batallas que son, probablemente, las más valiosas. Yo no tengo ninguna duda de que Mansilla y quienes lo acompañaban sabían que triunfar, vencer, era, sino improbable, prácticamente imposible. Lo que había del otro lado eran las superpotencias del mundo: Francia y Gran Bretaña, que estaban bloqueando el puerto en Buenos Aires en una lucha que tenía que ver también con la cuestión de la que vamos a hablar, de esto que hoy se llama hidrovía para algunos, vía navegable troncal para nosotros y río Paraná para nuestra historia. El río que, por su importancia, traslada hoy el 80% del comercio exterior argentino. Es un lugar donde se cruza nuestro territorio, nuestra historia, con el poder económico, porque argentina se inserta al mundo vendiendo materias primas y recibiendo a cambio de eso productos manufacturados, productos industrializados. Los ponchos de acá, las alpargatas de acá, eran materia prima argentina, pero se elaboraban en los centros industriales europeos. Así que la disputa por el río Paraná que tuvo lugar en ese tiempo, en realidad es uno de los ejes centrales que explican la historia argentina, partiendo del virreinato, pasando por la independencia, nuestro vínculo con la región, nuestro vínculo con la llamada entonces Banda Oriental. Y dos potencias, las más poderosas del mundo, decidieron bloquear el puerto de Buenos Aires en la disputa de la centralidad, de por dónde iban a salir y entrar los productos que hacían en nuestra tierra y dónde iba a venir el comercio del exterior.
Una disputa que parece, cuando uno la lee la historia, que es del siglo XIX. Créanme que estamos hoy estamos hoy inmersos en un capítulo de la misma discusión y de la misma pelea, si Argentina va a ser solamente productora de materia prima de bajo valor agregado para llevarse por un río y después vendernos los productos manufacturados, con tecnología, con laburo, con ganancias, hechos del otro lado del océano. Seguimos dando la misma discusión. Habían bloqueado el puerto de Buenos Aires y decidieron dar el paso que estaban buscando, que es mandar sus barcos con productos para comercializar, para vender en las localidades, en los pueblos que había a la vera del Paraná. La intención, en aquel momento, era buscar lo que ellos llaman, miren los usos, de la palabra ‘libertad’. La libre navegación de los ríos… ¿Má qué libre? ¿De qué libertad están hablando si era para saquear a los argentinos? Lo llamaban libre cuando era para hacernos esclavos. Vinieron por este mismo río, 22 barcos de guerra, 90 y pico de barcos con mercancías, ya a vapor, que era una tecnología que se usaba remontando el río para vender los productos y abrir un mercado que el gobierno de entonces, y está ahí, Brigadier, General Rosas después, estaba protegiendo.
Y se lo digo a Milei: sí, claro que hay que proteger la producción y el trabajo nacional. Lo entiende Trump, lo entiende medio planeta, las principales potencias y nos quieren entregar de pies y manos. Venía por este río la escuadra inglesa y francesa, creo que hubo muy pocos episodios donde dos potencias que competían se aliaron, pero era para apoderarse de la entrada al continente, porque era después… Ellos pensaban hasta Bolivia para los minerales, Paraguay, todo el oeste de Brasil, todo nuestro litoral, toda nuestra pampa sacarla por este río.
Y había ordenado, Rosas, presentar ante esto batalla y había enviado a Mansilla, para que organizara acá, en este lugar que estaba identificado hace mucho tiempo como un lugar favorable para instalar baterías, para instalar cañones, para poder proteger porque es difícil la curva del río, ¿no? Y entonces acá, se agazaparon y ya por la madrugada de ese 20 de noviembre comienzan los primeros disparos de los ingleses. La superioridad numérica era total, y la superioridad militar y tecnológica muchísimo más. El tamaño, la dimensión, la cantidad, es impresionante. El triple de cañones traían en los barcos y de un calibre mucho mayor. Los nuestros eran pequeños, no alcanzaban. Y se inicia en ese momento una batalla por la mañana que dura, hasta dicen las crónicas, cinco o seis de la tarde pero todavía a las once de la noche del mismo día seguían peleando. Primero, hasta que se les acabaron las municiones, tirando y luego, y con eso haciendo mucho daño a varias de las embarcaciones, digo, a vapor, superiores técnicamente, que tuvieron que estar después meses reparándose. Y estuvieron batallando y luego bajaron los soldados, cuerpo a cuerpo. Lo que vos contás, Cecilio, es estrictamente así porque eran tropas regulares.
Pero dicen las crónicas también mucho gaucho, fíjense que cada vez que se defendió a la Argentina los sectores populares pusieron el cuerpo y toda nuestra independencia con grandes patriotas pero lleno de pueblo estuvo el Ejército Argentino. Así que, la flota se encontró con algo, que bueno, que luego trajo mucha discusión, porque eran tres cadenas que se habían fabricado. Así que hoy empezó el día nuestro Ministro de Trabajo homenajeando a los carpinteros y a los herreros que fabricaron esas cadenas. Que en el 2020, ustedes saben, en una bajante del río se encontraron y vinieron. ¿Saben quiénes vinieron? Los arqueólogos de los programas de la universidad pública y nacional de Luján. A hacer un laburo contrarreloj porque si subía el río de nuevo se perdían. Y recuperaron, lo vimos acá, varios de los eslabones de esa cadena mítica con la que se cruzó el río, con barcos que la sostenían y que impidieron y permitieron entonces dar esta batalla. Obviamente, la superioridad técnica, numérica le iba a dar un triunfo circunstancial a la flota invasora.
Pero la historia no termina ahí, siguieron remontando el río, querían vender sus productos, y en cada ciudad en la que paraban los esperaba Mansilla, y más ejército, y más fuerzas de Rosas resistiendo la invasión. Solo en Corrientes, que era unitaria, una provincia unitaria, no sé si les suena. Nosotros que creíamos que la discusión unitarios y federales era de otro siglo, ahora le quieren sacar todo a las provincias para quedárselo en las 20 manzanas porteñas, en la city ahí, en el sector financiero y en los bancos. ¡Unitarios, centralistas! De vuelta, las mismas batallas.
Lo cierto es que cuando seguían subiendo los esperaban los hombres de Rosas y cuando volvieron también. Antes de eso, y quiero decirlo porque lo pasé por alto, habían tomado, habían ocupado la Isla Martín García. Hoy, que hablamos de soberanía, quiero decir que la Isla Martín García es de nuestra provincia de Buenos Aires, está en aguas uruguayas, pero también nos recuerda cada uno de los episodios históricos que pasó nuestro país. Ganaron esta batalla, pero perdieron esa guerra y ese bloqueo. Y tiene mucha importancia porque tiene mucha importancia como hecho histórico, también, porque estamos celebrando y rememorando una batalla donde no se ganó, pero se sentaron las bases para un triunfo mucho mayor. Porque luego de estas excursiones, de la respuesta que tuvieron, nunca más se animó una potencia extranjera a remontar el río Paraná. Tuvieron que capitular y que rendirse ya en el ‘47 y luego, en el ‘48, con Francia, se firman tratado de paz. Luego, los generales que habían estado en los barcos reconocen el heroísmo de nuestras tropas. Y yo quiero leerles, si me permiten, algunos pasajes que provienen de tradiciones distintas. El primero de San Martín, ya en el exilio, enterado de esta batalla, dice ‘yo ya sabía -creo que es carta a Guido- ya sabía la acción de Obligado. ¡Qué inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca’. Y como producto de lo que nadie… lo que nadie esperaba, que es que Rosa no cediera, no se entregara, no midiera correlación de fuerza militar, poderío económico, sino que defendiera un valor mayor y que, a veces, a mí me gusta decir, que hay cosas que no se venden ni se pueden comprar, y entre ellas está indudablemente la soberanía que defendía Rosas y que le reconocía a San Martín y que, por estas acciones, más adelante y para horror de algún sector de la escuela mitrista, sanmartiniana, por esto luego ustedes saben que su testamento escribe: ‘El sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla’. Creo que lo de Rosas ya está claro. San Martín, San Martín deja plantado, con su sesión del sable, que estamos ante uno de los patriotas más importantes de la historia argentina. Después, polémica, discusiones, cuestiones de época.
Y los voy a aburrir con un pasaje más, que ahora por inesperado me lo facilitó Felipe Pigna, es de Juan Bautista Alberdi, ustedes saben, un personaje mucho más complejo que la versión de Billiken que trata de vender el Gobierno nacional, que termina visitando a Rosas en su exilio y generando un vínculo, pero cuando se produce la batalla de la Vuelta de Obligado estaba en Chile. Y tengo un pasaje que para mí, más allá de la discusiones, aún vistas en su contexto histórico, hablan de la capacidad y a veces de la grandeza de ciertos hombres, dice: ‘En el suelo extranjero en que resido, beso con amor los colores argentinos y me siento vano al verlos más ufanos y dignos que nunca. Guarden sus lágrimas los generosos llorones de nuestra desgracia: aunque opuesto a Rosas como hombre de partido, he dicho que escribo con colores argentinos. No me ciega tanto el amor de partido para no conocer lo que es Rosas bajo ciertos aspectos. Sé, por ejemplo, que Simón Bolívar no ocupó tanto al mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires; sé que el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero más conocido es el de Rosas. Sería necesario no ser argentino para desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de ellos. Orgullo por la defensa de la soberanía nacional’. En mi caso, ya saben, rosista. Fue una victoria diplomática para la Argentina. Tienen que aceptar la soberanía del Paraná y de los ríos interiores, levantar el bloqueo, retirar la flota y rendir homenaje a nuestros patriotas. Por eso, probablemente acá de más vergüenza la entrega de la que somos testigos por parte del gobierno de Milei.
Voy a mencionar algunos elementos, solo algunos, de los que estamos viviendo en materia de política exterior, de relaciones con el mundo. Milei rechazó algo que le costó al país muchísimos esfuerzos, que es ser admitido en los BRICS. Los BRICS representan más de un cuarto de la economía mundial, el 40% del total de la población del planeta, casi el 30% de su superficie. Hay que ser necio y hay que tener anteojeras ideológicas, absolutamente equivocadas y obtusas para hacerle tanto daño a la Argentina; se lo vamos a seguir reclamando y ni bien podamos lo vamos a revertir. Argentina tiene que ser parte, en su tradición de multilateralismo, de vínculos económicos inteligentes, no dogmáticos. Tiene que tener la posibilidad de vincularse con todos los países de manera soberana y orgullosa.
En materia de unidad latinoamericana, Milei se ausentó de la primera Cumbre del MERCOSUR y presentó un proyecto para romper lo que lo define, la política externa común. Repudiamos, rechazamos, por traición a la soberanía, el abandono de nuestra región que está llevando adelante. Luego, por un afán de figuretti, de hacerse famoso, de ser una celebrity, de codearse con millonarios que después nada nos traen, por eso mismo, para llamar la atención, porque no tiene una explicación racional, no tiene una explicación desde el interés nacional, que es lo que debe defender, cómo está votando en las Naciones Unidas. Hemos sido el único país del mundo que estuvo en contra de acciones de la ONU para la erradicación de la violencia contra mujeres y niñas en entorno digital, y votó también en soledad, en contra de la preservación de los pueblos originarios. Venimos a decir que a la provincia de Buenos Aires le da vergüenza que el Gobierno nacional, por capricho de Milei, se niegue a defender, con todo el concierto de las naciones del mundo, a las mujeres, a las niñas, a los pueblos originarios. Y no es solo cuestiones declamativas, pone en peligro a nuestro país, tomando acciones temerarias en medio de un mundo que está en guerra y en conflicto, rompiendo también una tradición sostenida durante décadas de neutralidad y de paz en la Argentina. Pidió Milei incorporarse como socio global a la OTAN. Yo quiero decir, desde la provincia de Buenos Aires, que defendemos la paz y defendemos, por supuesto, la neutralidad de la Argentina.
Y luego un día como hoy, cómo no mencionar los ataques directos que está sufriendo, por el Gobierno actual, la causa de Malvinas. Quiero decir, y ahí estaban los veteranos, quiero decir que la defensa de la cuestión Malvinas es un simulacro lleno de imposturas y directos papelones. Reivindicar a Margaret Thatcher es directamente pasar por alto el sufrimiento y el sacrificio de nuestros Héroes de Malvinas. Vaya desde acá el homenaje de la Provincia. Y todos los días sufrimos atentados contra nuestra soberanía en Malvinas. No se pronunció el Gobierno sobre la visita de altos funcionarios del Ministerio de Defensa británico a las Islas Malvinas. No había pasado nunca. Se firmó un acuerdo del Gobierno con el Gobierno británico, que hasta la Vicepresidenta, que es incapaz de distinguir una dictadura genocida de vaya a saber qué fantasía, tuvo que decir que les estaba tomando el pelo con ese acuerdo. No protesta el Gobierno ante los ejercicios militares del Reino Unido. Miren, son cosas serias. Son cosas graves. Las Malvinas fueron, son y serán argentinas. Y eso hay que afirmarlo todos los días desde la acción de Gobierno. Y lo más triste de esto es que estas políticas que lleva adelante Milei, estas ideas, son totalmente anacrónicas, fuera de época, inadecuadas. Estamos ante un mundo que está defendiendo su producción, su trabajo, su soberanía. Estamos ante una época renovada de nacionalismos y nos toca tener a un Gobierno seteado en Austria del siglo XlX o, peor aún, en el Consenso de Washington que tanto fracaso nos dio. La verdad es que el Gobierno nacional tendría que escuchar a nuestros trabajadores, a nuestros empresarios, a nuestros productores que la están pasando mal y darse cuenta que lo que tienen que defender no es un credo en el que solo cree Milei. No una ideología que no conoce nadie, sino que tiene que defender producción, trabajo y soberanía argentina.
La está pasando mal el pueblo. No estamos discutiendo doctrinas económicas, falla de mercado, microeconomía o macroeconomía. Estamos discutiendo si la gente morfa, si se viste, si los pibes van a la escuela, si se pueden comprar lo mínimo, los jubilados. Si alcanza para los remedios.
Pocas veces se despreció tanto la soberanía nacional y estamos frente al Paraná. Qué mejor lugar que este para hablar de la llamada licitación que vienen amenazando en lanzar para la vía navegable troncal. Miren, nuestra Constitución Nacional es clara. Dice en su artículo 124: ‘Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio’. Nuestro territorio, nuestro río. Milei no puede privatizarlo. No puede darle la espalda a las provincias y vamos a actuar en consecuencia de lo que es una violación de nuestra Constitución Nacional. Y otro tanto se puede decir sobre la continuación de esta vía navegable troncal, allá aguas abajo. Algo por lo que venimos peleando y batallando hace mucho tiempo. Que también está inmerso y entrecruzado por poderosísimos intereses económicos, geopolíticos, corporativos y empresariales. Constituimos hace poco, y he visto a varios de los miembros aquí, una Comisión Asesora para construir finalmente el Canal Magdalena. Todavía hay muchos que no entienden, ¿por qué machacamos con esto? ¿Por qué lo ponemos a la altura de las grandes causas de la soberanía nacional? Fíjense con un ejemplo sencillo que me contaba Raúl el otro día: un buque que carga petróleo en el Puerto de La Plata para ir hacia el Puerto de Mar del Plata a descargar tiene que pasar por Montevideo. Tenemos un país fracturado. Tenemos un río sin salida al mar, 22.000 litros de combustible de más. Y esto se lo digo, además de quienes creemos en la causa de la soberanía, a todos aquellos que en materia de flete, en materia de logística, pagan mucho más por el simple hecho de que tenemos nuestros puertos de río separados de nuestros puertos de mar. Necesitamos el dragado del Canal Magdalena. Construir el Canal Magdalena es construir eficiencia, competitividad, más producción, más trabajo, pero es recuperar soberanía y no para nuestra Provincia, para toda la Argentina. Por eso, desde la Comisión han preparado y vamos a presentar un proyecto de ley a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires para declarar de interés provincial la construcción del Canal Magdalena y dejar en claro que si ellos no piensan hacerlo lo va a hacer la provincia de Buenos Aires.
Compañeros, compañeras, para terminar. Estamos hablando de soberanía territorial, estamos hablando de soberanía fluvial de los ríos, de soberanía marítima, logística, pero la soberanía es un abanico. No se trata solo de recuperar para los argentinos y argentinas el manejo de su río, el tráfico de los bienes que por ahí navegan. La soberanía en los ríos implica también y lleva la cuestión a la soberanía en el subsuelo, la de los hidrocarburos. Por eso no puedo dejar de decir acá, el Día de la Soberanía, que ese régimen RIGI que sacaron es un régimen de saqueo y entrega de recursos mineros, de recursos gasíferos, de recursos petroleros, y hablar de soberanía en el subsuelo es hablar de la soberanía de nuestros cielos.
Por eso nuestro repudio, nuestro rechazo de la provincia de Buenos Aires, y si no me equivoco y lo hablamos bien, de todo el interior federal de la Argentina a otro intento más de malvender y privatizar Aerolíneas Argentinas. Aerolíneas Argentinas implica conectividad, implica la posibilidad, en la mitad de los vuelos, en los que tiene a destinos de nuestro interior, que se siga llegando. No son, por supuesto, vuelos comerciales que den enormes beneficios. Es más, muchos de ellos, si se mira la cuentita, dan pérdida en términos económicos. Pero hay que tener la mirada muy estrecha o ser tremendamente mentiroso para afirmar que las ventajas que tiene, tener una línea de bandera, pasan solamente por el balance de Aerolíneas. Pregúntenle a los compañeros del interior quién iba a volar ahí cuando la privatizaron la vuelta pasada, nadie. Porque un privado no va si no se llena el bolsillo, pero un país no se mueve como un mercado, todos los argentinos y argentinas tienen derecho a poder conectarse, los que viven en lugares distantes.
Por eso, eso nos lleva a otra soberanía fundamental también, que es la soberanía sobre el conocimiento, la soberanía científica, tecnológica, lo sabe cualquiera, lo entiende cualquiera. Atacar las universidades, atacar el Conicet, que nuestros científicos estén pensando de nuevo en irse del país, es traición a la patria. No vamos a tener ni patria, ni riqueza, ni soberanía, si no tenemos ciencia, tecnología, conocimiento, literatura, historia propias, porque también la ciencia sociales nos permiten entender la gesta de este río y tienen que ser nuestra, ni venir de afuera, ni una Inteligencia artificial, ni cuatro tipos en las redes.
Por eso, y para terminar, soberanía científica, cultural, pero también soberanía de las semillas. Cecilio, hoy vemos que el tomate, originario de América, viene con las semillas desde el exterior. Tenemos que tener semilla propia, no puede ser que paguemos copyright y regalías por usar hasta los productos de nuestra tierra. Y si decimos soberanía económica, tenemos que entender que está lo del río, lo del espacio, lo del subsuelo, lo de los recursos naturales, está la soberanía cultural, está la soberanía científica. Pero todo eso se convierte, aun si es nuestro, en fuente de explotación y apropiación por unos pocos si la soberanía no viene acompañada por la justicia social. Soberanía, independencia y justicia social, ese es el compromiso adelante de los patriotas que dieron la vida.
La provincia de Buenos Aires, compañeros y compañeras, no va a dejar que se entregue la soberanía argentina. La provincia de Buenos Aires sabe que la patria no se vende. Por eso, en Vuelta de Obligado, en homenaje a quienes dieron la vida para defender nuestra soberanía, desde la provincia de Buenos Aires nos comprometemos y cerramos este acto diciendo, ¡viva la patria, carajo!”.