Hace un poco más de un año que “reina” en nuestro país una situación inexplicable.
Un grupo de a lo sumo veinte conglomerados empresarios, transformados en dueños de la Argentina, han logrado que un reverendo palurdo (1) se haya instalado en la Casa de Gobierno.
Los intelectuales orgánicos de esos conglomerados redactan leyes y reglamentos que el ocupante de la Casa trata de llevar adelante en medio de campañas y frases grandilocuentes que definen su accionar como “el mayor ajuste que haya conocido la humanidad”, “la mayor batalla que se haya librado contra la inflación”, “la pelea definitiva por la libertad” y (¿por qué no?) su postulación como “el más grande dirigente de la actualidad”. ¿Del país? No. Del mundo. El país ya le queda chico.
Cuando un megalómano (2) se desata es difícil de parar.
Si no fuera porque con sus mandantes está destruyendo los cimientos de la sociedad, llevado la inflación en su primer mes de gestión a niveles desproporcionados, elevado a la pobreza a más del cincuenta por ciento de la población y estar dispuesto a liquidar el patrimonio social de los argentinos, la situación que describimos podría ser desopilante pero la naturaleza perversa del energúmeno (3) lo impide.
Su condición humana es tan precaria que ahora, ante la existencia de una personalidad parecida a la suya a cargo del Imperio en decadencia se ha transformado en su lameculos (4), haciendo extensivos sus elogios a otros personajes parecidos.
Su reciente aparición como actor de reparto para regalar una motosierra a Elon Musk da pena.
Las patéticas imágenes y el lenguaje patibulario (5) de este personaje superan todo lo imaginable y, sin embargo, hay un sector de la población que (pese a padecerlo), le hace el aguante.
Nadie en su sano juicio que se permite observar la imagen y la gestualidad de este pobre tipo puede negar su condición de insano (6): está aferrado de manera enfermiza a su carterita o cuaderno o esgrime la motosierra y de este modo pone en evidencia un grado de perversión (7) pocas veces visto.
Llegado a la presidencia por un rejunte opositor para evitar que triunfara nuevamente el peronismo, Milei es un advenedizo (8) que en sus delirios fracasó como futbolista, como roquero y tuvo meros desplantes como panelista televisivo. Con semejante bagaje fue promovido a la Casa Rosada.
Un desatino (9) mayor.
Responsabilidad de un núcleo duro de la ciudadanía, quizá un tercio, al que se sumó una dirigencia absolutamente innoble (al decir de Borges) pero que no debe sorprender si pensamos en personajes como Macri y sus secuaces.
Y si algo faltaba, ahora mismo, su involucramiento en una estafa estrafalaria demanda que a esta situación se le ponga punto final.
Muestra inacabada del despropósito presidencial es el penoso reportaje con Viale que revela una decadencia institucional que el país no merece.
Para colmo, el día que se alinearon los planetas, intentando tapar con las manos el sol, este incierto ser humano en ejercicio de la presidencia ha osado intentar abonar el camino para una intervención de la principal provincia argentina.
Viene así sumando cagada tras cagada, queriendo coronarse como el “Presidente Catrasca” y seguro que está en condiciones de lograrlo.
Porque Milei jamás debió ser elevado a la primera magistratura.
Su absoluto grado de irresponsabilidad es tal que cuando debe dar cuenta de sus fechorías (10) opta por designar a dedo dos miembros para integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, nuevamente cagándose en la Constitución, en todo y en todos.
Es un mamarracho (11) superior a Isabel Martínez; un débil mental (12) peor que De la Rúa; un pusilánime (13) mayor que Alberto Fernández; potencialmente un asesino serial de la calaña de los triunviros de la última dictadura…
Por todo ello ¡no va más!
Debemos decir ¡basta!
Porque, como lo ha señalado Horacio Rovelli en poderosa síntesis “Milei y su gobierno se subordinan al poder económico de Manhattan y pagan con el patrimonio nacional”.
No cabe la defensa de la democracia si para ello hay que sostener a un tirano o quien intenta serlo.
No ayuda al futuro de la República mantener esta parodia de gobierno absolutamente en contra de los intereses de Nación.
No se puede sostener ni un minuto más a semejante payaso y sus aliados, la manga de alcahuetes que lo sostienen.
No solo los despreciables integrantes de la Unión Cívica Radical deben ser “sacados de 19 a 21”, tal como dice la revista Barcelona.
Toda la basura debe ser puesta en la calle para que rápidamente sea retirada.
Repito: Es la hora de decir ¡Basta!
Algunas búsquedas en el diccionario de la lengua castellana:
(1) palurdo: persona rústica e ignorante;
(2) megalómano: delirios de grandeza. Trastorno de la personalidad relacionado con la importancia y el poder. “A este tipo pertenecen muchos lunáticos y la mayoría son grandes hombres de la historia” (Bertrand Russell);
(3) energúmeno: persona que se comporta de manera airada y violenta;
(4) lameculos: persona aduladora y servil;
(5) patibulario: cara desagradable o aspecto avieso. Su aspecto produce horror o espanto;
(6) insano: loco, demente, alienado, enajenado, perturbado;
(7) perverso: sumamente malo, que causa daño intencionadamente;
(8) advenedizo: venido de un lugar distinto de aquel donde se ha es6tablecido: forastero, intruso;
(9) desatino: locura, despropósito o error;
(10) fechorías: acción reprobable o delictiva;
(11) mamarracho: persona estrafalaria o ridícula;
(12) débil mental: quien carece de inteligencia o juicio, tonto;
(13) pusilánime: falto de voluntad para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas.
01-02-2025