La otra historia para ser contada

Cerramos la columna anterior haciendo referencia a Osvaldo Dragún. Nació en Entre Ríos en 1928 y muy temprano llegó a Buenos Aires. Se sumó, muy joven, a las huestes del Teatro IFT y luego se aquerenció en el Teatro Fray Mocho, en aquella legendaria sala de la calle entonces Cangallo (hoy Tte. Gral. Perón).

Lo hizo en su carácter de dramaturgo pero sus obras, todas las que vi al menos, tenían como objeto “alimentar al soberano”. Eran años de ávidas búsquedas y allí supimos recalar con Lito Vidal y Horacio Sansosti, buscando aprender algo del buen teatro con el objeto de mejorar nuestra performance como aprendices de actores pero también buscando respuestas a los grandes interrogantes que nos formulábamos por aquellos años.

Así “La peste viene de Melos” fue una narración fijada en la antigua Grecia que explicaba la invasión yanki a la Guatemala de Arbenz; “Tupac Amaru” reflejaba las dificultades que atravesaba la rebelión contra los poderosos por la debilidad en el arco de las alianzas de clases e “Historias para ser contadas” ahondaba en las repercusiones de todo ello sobre la vida cotidiana de la gente (¡A la pelotita! ¡A la pelotita! o la historia del flemón)(1). La culminación de esas historias estaba en “Los de la mesa 10”.

Durante la dictadura debió exiliarse. Estuvo por México y Cuba y, en el regreso de la democracia volvió al país y fue director del Teatro Nacional Cervantes. Su aporte a Teatro Abierto fue muy importante. Nos dejó para el fin de siglo.

En mi generación, muchos mucho le debemos a Dragún por nuestra formación política.

En estas circunstancias me pregunto si estos muchachos (algunos no tanto) del peronismo, dado los conflictos en la provincia de Buenos Aires, no tendrían necesidad de leer los textos de Osvaldo.

Y bien, vamos a la historia para ser contada.

Cuando en su segundo mandato CFK decidió un cambio importante en su cartera económica designó a Axel Kicillof (AK) al frente de la misma y entre otras medidas meritorias alejó a Moreno, cosa que cimentó el odio de este sobre aquel.

El rol de AK como ministro fue digno para las circunstancias que debió atravesar.

No tenía una prosapia peronista. Venía de las lides universitarias. Se había destacado en diversas funciones menores donde se comportó dignamente y, por encima de todas las cosas, tenía fama de ser un tipo intocable, de manos limpias. No se le conocían dobleces pero, para incluso algunos peronistas, tenía aura de “zurdito”.

Sin embargo, el gran mérito de AK se produjo luego de la derrota electoral de CFK ante MM allá por 2015. Desde ese verano, tempranamente, AK emprendió una recorrida incansable por muchos pueblos de la provincia de Buenos Aires que se prolongó durante todo el mal mandato del PRO y ello permitió que fuera el lógico candidato a la gobernación en las elecciones de 2019.

A ese cargo lo promovió CFK pero no fue a dedo, lo asumió por mérito propio. ¿Quién hubiera podido cuestionarlo?

Pero, además, durante todo ese lapso AK fue algo así como un segundo hijo de CFK. El otro, Máximo, terminó siendo el presidente del partido en la provincia de Buenos Aires.

Cuando en las elecciones de medio término (2021) el Frente para la Victoria constató que había perdido la brújula, para no ser menos CFK (vaya a saber por qué) le impuso a Insaurralde como jefe de gabinete y ello se pareció mucho a una intervención que, además, logró el alejamiento de Blanco, socio de AK en sus mitines a lo largo de la provincia.

En momentos de las elecciones nacionales de 2023 hay quienes creen que se produjeron dos hechos conflictivos. Algunos aseguran que CFK intentó tentar a AK con la candidatura presidencial y él se negó. Prefirió encarar un segundo mandato al frente de la provincia. Hay quienes dicen que ese rechazo cayó mal.

Por otra parte, hay también quienes dicen que CFK, con ese sexto sentido que la caracteriza, pensó que si AK optaba por la candidatura presidencial, el hombre para la gobernación era Insaurralde. Ante la negativa, se intentó postular para la provincia la fórmula Kicillof-Insaurralde y, afortunadamente, rápido de reflejos AK impuso la propuesta Kicillof-Magario, su entonces vice.

No viene a cuento agregar que poco después, como suele hacer el gorilaje, salió a la luz pública las andanzas de Insaurralde con algunas chicas, por algunas playas lejanas, gastando unos cuantos mangos… Los hechos no eran recientes, eran viejos pero se daban a conocer en vísperas de las elecciones generales, así como antes de las de medio término (2021) fue divulgado el cumpleaños de Fabiola en la residencia presidencial durante la pandemia, Alberto Fernández mediante.

Es decir que hubo en estos hechos algunos gestos de independencia de AK que, pese a que se revelaron como correctos, no le cayeron bien a CFK.

Encima, en cierta ocasión el gobernador, ante alguna festividad musical, afirmó que al movimiento popular le hacía falta alguna nueva música. ¡Cartón lleno!

Ni que hablar de la supuesta falta de pronunciamiento del gobernador en el enfrentamiento entre Cristina y Quintela (gobernador de La Rioja) en la conducción el Partido Justicialista.

Estas diferencias han trascendido y por encima de estas circunstancias cuesta entender donde, porque estos caminos se bifurcan justo en los momentos donde más necesaria es la unidad para enfrentar al monstruo que sin duda no es Milei. Este pobre imbécil es el instrumento del verdadero monstruo que lo impulsó politicamente: el conglomerado empresario local (AEA, las organizaciones agrarias) y los grupos financieros internacionales en búsqueda ¡todos! de la rendición incondicional de la Argentina y la consecuente entrega de nuestros recursos naturales o la subordinación del país a sus intereses miserables. Incluso hay quienes tenemos el temor de la balcanización de nuestro territorio.

Es probable que luego de la experiencia del gobierno de los Fernández AK tema no poder disponer, si llega a la presidencia, de poder de decisión o su gestión quede subordinada a los impulsos de CFK. Quizá tema también que un rol predominante de CFK impida el acercamiento de algunos sectores que son indispensables para forjar una alianza que permita ganar esas elecciones.

Desde el punto de vista de ella, seguro le cuesta ceder el rol de conductora del movimiento pese a todas sus invocaciones instando a los jovenes a hacer uso del bastón de mariscal que llevan en su mochila. Lo dijo oportunamente Perón y nunca permitió abrir la mochila. ¿Cristina será capaz?

El más seguro observador de la política argentina, Horacio Vertbysky, hilvana cada domingo grageas referidas al caso y sin disimulo alguno aconseja a Axel rendirse ante la potencia electoral de Cristina.

Por esas razones la senadora Teresa García, con varios colegas, presentaron un proyecto para que en la provincia se unifiquen las elecciones mientras que una suma importante de intendentes (no todos) han solicitado el desdoblamiento.

¿Qué se juega con ello? El peso, enorme por cierto, de la conducción nacional en la conformación de las listas y el deseo de las autoridades que gobiernan la provincia de disponer de un espacio propio.

A todo esto hay quienes aseguran que ambas fracciones ya están confeccionando sus listas de postulantes a la legislatura y con ello dividiendo el movimiento que supo ser mayoritario. E incluso se dice que si se plantean elecciones legislativas en la Provincia desvinculadas de las nacionales, CFK se postularía como candidata para la provincia de Buenos Aires, para anular cualquier intento de camino alternativo para aquellos que estarían constituyendo un polo en esa zona fuera de su influencia.

Cuesta entenderlo pero, hasta hoy, esta el la historia para ser contada.

 
02-04-2025

 
(1) En aquellos años, en trenes y subtes, los vendedores ambulantes vendían una pelotita saltarina que presentaban con el nombre de “a la pelotita”. El personaje de una de las historias era un vendedor de ellas.

 

Compartir en: