A pesar de todas las agoreras predicciones previas, como podía inferirse, el viernes 11 de abril el FMI anunció oficialmente un préstamo del orden de los 20.000 millones de dólares a la Argentina.
En realidad nada nuevo bajo el sol: ya la dictadura en 1976 dispuso del apoyo del organismo en el período gestionado por Martínez de Hoz. Ni que hablar de la “generosa” gestión del organismo en tiempos de Menen-Cavallo y ni que hablar de la pronta colaboración a la carrera electoral emprendida por Macri en su ambicionada reelección en 2019.
No debe sorprender esta actitud benevolente porque en el período 1976-1982 se refundaron (deberíamos decir refundieron) las bases del modelo económico argentino. Ahí se sentaron las bases para un modelo acorde a las necesidades del imperialismo.
A partir del estrepitoso fracaso del radical Alfonsin, allanado el camino para el “peronista” Menem, durante la vigencia del llamado “Plan de Convertibilidad”, se privó al país de la totalidad de los servicos públicos que constituían parte del capital social de los argentinos, acumulado durante muchos años. Merced a esta singular negociación grandes corporaciones internacionales incursionaron en esa explotación (en algunos casos asociadas al capital monopólico local) pero ni siquiera así se redujo la deuda externa acumulada durante la dictadura.
Sin embargo, gracias a la gestión de Néstor Kirchner, se pudo lograr una refinanciación ventajosa con los acredores privados y en el caso del FMI, no más de 10.000 millones de dólares, ese monto pudo ser saldado en efectivo. En aquel momento se trató de una decisión conjunta con el gobierno de Brasil: Lula realizó la misma operatoria. Ambos querían estar alejados de las garras del Fondo.
Con la misma ligereza que con la dictadura, el gobierno de Macri se vió beneficiado con un crédito de más de 50.000 millones de dólares. La sangría se extendió hasta 44.000 millones porque el triunfo electoral de los Fernández (Alberto y Cristina) impidió completar esa suma.
Lo que no lograron, luego de una infortunada negociación, fue impedir la aprobación de semejante dislate que resultó aceptado por el poder legislativo, con una enorme mayoría de las bancadas opositoras (solo se opusieron algunos camporistas y el diputado… Javier Milei).
Y ahora, para enfrentar una nueva crisis (y otra vez impulsar en este caso la reelección de JM, se acuerda un nuevo incremento de la deuda por otros 20.000 millones de dólares. Es decir que el endeudamiento con el FMI supera los 64.000 millones de dólares y se habla también de aportes provenientes del Banco Mundial y del Banco Intramericano de Desarrollo. ¡Bingo!
¿Quién va a pagar la factura de la fiesta?
Una vez más el Pueblo argentino que deberá resignar ingresos, derechos y soportar el ajuste que vendrá impuesto por los dueños del país.
Como dice hoy, en Página 12, con singular síntesis Sergio Olguín: “…(el gobierno de Milei) representa el poder real de empresas, financistas y embajadas. Los poderes de siempre, los mismos que presionan para ahogar a los gobiernos populares. No son socios de Milei los que votan sus leyes en el Congreso sino lacayos del poder real. El peligro de concentrarse en el árbol de Milei es que no vemos el bosque de garcas que lo protejen, lo miman y, llegado el caso, están dispuestos a sacrificarlo con tal de no perder el poder”.
A partir de ahora se deberá afrontar una deuda aún mayor, para intentar que el sistema resulte exitoso en el corriente año electoral. Algún gil pagará los platos rotos. No serán ellos, seguro que vamos a ser nosotros.
Mientras tanto no se te ocurra pensar que estamos en presencia de una devaluación… ¡Por favor! Estamos erliminando el CEPO, las restricciones cambiarias y por tal razón estableciendo una banda…
Si, es cierto, estamos ante una banda, una banda de ladrones.
Y de los peores ladrones. No solo roban guita. Roban sueños.
12-04-2025