Discursos. Pasado, presente y futuro

El martes pasado se hizo efectiva la prisión de Cristina en su domicilio. Los dias previos estuvieron cargados de versiones y presiones. Antes, la propia sentencia de la Corte Suprema ya venía rodeada de excesivos rumores. Tantas variantes en danza lo que hace es reflejar una idea fija, la condena, sobre eso no había dudas. Las variantes están asociadas a la sostenibilidad social, de una medida que estaba claro que produciría un fuerte rechazo en un amplio sector de la sociedad. Da la impresión que todos tienen claro que la condena es política y el instrumento judicial para concretarla está muy devaluado.

El desprestigio judicial no hubiera sido menor si Cristina quedaba libre. Junto con la decisión de la Corte Suprema en contra de Cristina, se conoció que los supremos se incrementaban el sueldo. El argumento es que necesitan mantener el poder adquisitivo. Hace un tiempo, en una exposición pública, Carlos Rosenkrantz dejó sentada su opinión en contra de la consigna que señala que detrás de cada necesidad hay un derecho. El argumento central, es que sostener un derecho implica costos, “alguien los tiene que pagar” ya que los recursos no son infinitos y su aprovechamiento tiene que estar sujeto al principio de escasez, todo no se puede sostener.

Quien más, quien menos, leyó que dicha exposición estaba dirigida al peronismo y ahora se podría indicar que sólo se aplica cuando puede beneficiar a los más vulnerables. La necesidad de un integrante de la Corte debe ser satisfecha.

La movilización del miércoles 18 de junio, fue lo suficientemente numerosa como para entender que los temores por la reacción, no eran infundados y que las previsiones que tomaron los ejecutores de la condena a Cristina, fueron una manera de reducir las consecuencias de su medida. Cumpliendo de todas maneras con el objetivo mayor, la condena, la cárcel y la proscripción. Como para los dueños del poder y sus voceros, esto no es suficiente, los señores jueces ya reciben críticas también de lado.

El miércoles en la plaza sorprendió la voz de Cristina “firme y tranquila”, se expresó con calma y transmitiendo esperanza. Muchas de sus últimas presentaciones públicas hacían referencia a los logros de sus gobiernos, en esta ocasión tomó uno de los cánticos que se repitieron en la puerta de su casa, “vamos a volver”. Eso es futuro, en la adversidad que la tiene como protagonista principal, alude a mantener viva la esperanza, a la posibilidad de superar la malaria actual y organizarse para un futuro, que tiene la tarea de recuperar la construcción de un país para todos y todas.

En estos días salió de las sombras Máximo Kirchner. Están quienes lo conocen en la militancia o los que lo siguieron en sus discursos en la Cámara de Diputados. Los que contaban con esa información, sabían que no es sólo el hijo de… Se decidió a dar una serie de entrevistas, que lo muestran con opiniones claras y una formación sólida. El tiempo dirá si es el momento oportuno y el resultado de esta movida, pero teniendo en cuenta que la voz de Cristina está acotada, su presencia pública seguramente será valorada, por derecho propio y también como correa de transmisión de las opiniones de Cristina. Claro, también como candidato.

Mientras todo esto ocurría en el país y la mayoría de la población se enteró, ocurrió algo que tuvo mucha menor difusión y generó menos expectativas. El presidente Milei volvió de gira y a su regreso, dio una entrevista en LN+ donde se explayó a gusto, sin interrupciones, salvo para remarcar algún dicho (este es un método de E. Trebucq para destacar algo que considera que tiene impacto: hace como que no entendió para subrayarlo). En el reportaje Milei hizo gala de su humor, señalando lo bien que funciona el poder judicial ya que él, en su carácter de presidente, no intervino en la condena de Cristina. También aludió al acto del miércoles, como al homenaje que se le hace a un jugador en la despedida. Ya sin utilizar la ironía, lo que parece como más destacado, es que tuvo muchas referencias al pasado, todo lo que se hizo mal y el desastre que recibió.

Esto es previsible. Pero lo que es menos previsible, es que al referirse al presente, habla del crecimiento de las jubilaciones, de los salarios y otras mejoras, algo que es muy difícil de sostener y que trae otro problema: ¿este es el futuro prometido? ¿este es el futuro que anunciaba en la campaña con la revolución de la libertad? Parece que a esta altura lo que tiene el presidente, es un presente con mucha imaginación y que es imposible que genere grandes esperanzas.

Hay un problema más, un discurso, para tener la posibilidad de obtener adhesiones, debe ser escuchado al menos por los propios. Un éxito de la campaña de Milei fue presentarse, con saco y corbata, pero en un tono desafiante y de ruptura con lo establecido, esta hizo posible muchas invitaciones a muchos programas, porque medía en términos de rating. El actual Milei ya no mide en términtos de audiencia y como si fuera poco, el discurso es poco interesante.

Discursos en pugna. Cristina apunta al futuro, contando con la memoria de un pasado mejor de algunos y con un presente de dificultades de otros. Milei, apunta a sostener el presente, y declara que todo está mejorando y que el camino es el correcto y además, haciendo gala de la humildad intelectual que lo caracteriza, dice que es la única verdad.

 
Ricardo Grosso
junio 2025

 

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